"Seis meses después la apertura de los servicios ferroviarios a la competencia europea, la lucha está envenenada". Así es como resume Le Monde el hecho de que desde principios de 2010, fecha en la cual "la liberalización de los mercados ferroviarios se volvió una realidad jurídica", nada funcione entre las tres principales empresas, la francesa, SNCF, la italiana Trenitalia y la alemana Deutsche Bahn (DB). Efectivamente, cada una de ellas se ha aliado con el principal competidor de la otra y todas se acusan mutuamente de proteccionismo. De forma tal que mientras la SNCF ha comprado participaciones en NTV, principal competidor de Trenitalia, para la creación de una red de interconexiones de gran velocidad que unirían el próximo año 9 ciudades italianas, Trenitalia, por su cuenta, inaugurará a finales de 2012 su primer enlace privado de gran velocidad Milán-Turín-París con Veolia Transport, el gran rival de la SNCF. El clima ya nada tiene de cordial entre franceses y alemanes: "la SNCF y DB, que antes defendieron un cierto modelo de servicio público ante la lógica de la desregulación liberal tan a la británica, ven ahora multiplicarse sus conflictos de intereses", explica el periódico parisino. La tensión es aún más fuerte en lo que se refiere al interés de los ferrocarriles alemanes de "oponerse a Eurostar (consorcio anglo-francés), abriendo una línea de gran velocidad hacia Londres, con el punto de mira en los Juegos Olímpicos de 2012".
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