Las elecciones del 28 de octubre “han vuelto a barajar las cartas del régimen autoritario de Víktor Yanukóvich. No es una catástrofe, pero el ‘sueño ucraniano’ está a punto de acabar”, en opinión de Lidové noviny. Dos días después de la victoria del Partido de las Regiones del presidente Yanukóvich, con el 31% de los votos, el diario checo lamenta que Ucrania haya vuelto a una mezcla de escrutinio proporcional y mayoritario, algo que ha permitido al presidente “poner en marcha la máquina de comprar votos”:
Se invirtieron cientos de millones de dólares en las zonas donde los candidatos apoyados por el partido gubernamental construyeron parques, carreteras, colegios o donde repararon las tuberías de agua caliente. [...] Parece que estas elecciones han sido más una cuestión de dinero que de una decisión sobre el futuro de Ucrania. Según los testimonios, un voto costaba entre 100 y 500 euros. Por otro lado, el día de las elecciones aumentaron de manera sorprendente los enfermos. Algunos miembros de la comisión electoral se personaron en sus casas. Y en esta ocasión, según los observadores, podían hacer presión sobre los electores y falsificar su voto.
Lidové noviny señala que Walburga Habsburg Douglas, coordinadora de los observadores de la OSCE, ha criticado este desvío de Ucrania de la vía democrática, aunque el diario constata que
"Los planes de Yanukóvich no han funcionado al cien por cien. No ha logrado obtener una mayoría constitucional, ni siquiera una mayoría simple. Por ello o bien necesitará a los comunistas (que han logrado la tercera posición) o bien tendrá que abrir las arcas para comprar a tránsfugas (1 millón de euros a cada uno según las estimaciones) [...] La buena noticia es que los electores han complicado el camino hacia una mayor hegemonía, similar a la de Bielorrusia. Incluso el nacionalista y extremista Oleg Tyagnybok ha logrado entrar en el Parlamento. Su partido, Svoboda (Libertad), pretende acabar con la influencia de los "Moskal" (los rusos) y los judíos en Ucrania. Pero parece que gracias a la alianza con el bloque de la oposición (que gira alrededor de la exprimera ministra Yulia Timoshenko), atenúa su retórica belicosa. […] Es triste constatar que el polémico nacionalista sea el único ingrediente que pueda influir positivamente en la composición de la levadura política ucraniana..."...
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