"No cerrar la boca, no pactar", así sintetiza el director del Teatro Nacional húngaro,en la portada de Magyar Narancs, su postura ante la batalla cultural que sacude hoy en día Hungría. Porque Róbert Alföldi, cuyo mandato terminaba en 2013, va a ser reemplazado por Attila Vidnyánszky, una persona próxima al Gobierno de Viktor Orbán, que le reprochaba no haber encarnado lo suficiente los valores nacionales.
Por otra parte, desde hace algunos meses la extrema derecha critica su falta de patriotismo y ataca su homosexualidad. “Pero entonces ¿qué es lo que no resultaba ‘nacional’ en el teatro de Alföldi?”, se rebela el semanario liberal. “Y, ¿quiénes sois vosotros para recetar valores nacionales? ¿Quiénes sois para dudar de los sentimientos patrióticos de alguien?".
En Hungría, la concepción del pluralismo difiere de la que se tiene en Europa Occidental”, asegura el diario de izquierda Népszava:
Ya se sabía que Attila Vidnyánszky se convertiría en director del Teatro Nacional.[...] En circunstancias normales, Róbert Alföldi probablemente hubiese tenido también la oportunidad de seguir con su exitosa labor. [...] Pero los dirigentes se han encargado de colocar a gente de su círculo en la isntancia de nueve miembros que decide sobre cómo se cubren los puestos de director. Ahí reside el problema.
Sin embargo, para el diario de derecha Magyar Nemzet, el cambio de dirección que ha impuesto el Gobierno resulta positivo, porque
La designación de Vidnyánszky ayudará a que la palabra ‘nacional’ se haga comprensible para quienes hasta ahora parecían no entenderla realmente…