En los dos países más afectados, es decir, Rumanía y Bulgaria, la política de expulsión de los roms que está aplicando Francia se valora de diversas formas.
En Bucarest, Adevărul señala que "hasta hace poco, los occidentales nos daban lecciones sobre cómo debíamos comportarnos con respecto a los zíngaros, tanto en cuestión de léxico (hay que decir rom, no zíngaro), como de legislación". Pero después de 2003, cuando "también les invadieron a ellos, el discurso cambió como en un melodrama. Han adoptado medidas drásticas que Bucarest, Bratislava, Budapest, Sofía, Zagreb o Belgrado jamás habrían osado tomar. ¿No es pura hipocresía? ¡Ahí es donde el Oeste nos ha dado una gran lección!"
Evenimentul Zilei estima que "nadie puede ser expulsado únicamente porque pertenezca a la minoría rom", mientras que Adevărul opina que "el ejemplo de Francia ha aumentado las actitudes racistas en Europa". El diario recuerda que "los comunistas intentaron controlar a los roms, construyéndoles viviendas, en las que acabaron instalando a los caballos, pues preferían dormir al aire libre. Ahora los franceses quieren que regresen hacia hogares que no poseen por su nomadismo. Y ahí está la gran provocación de Francia y de Europa: pretenden cambiar la mentalidad de una etnia que vive en un mundo moderno según leyes fijadas en el pasado. La Francia racional podría haber actuado de otro modo".
En Bulgaria, las autoridades intentan desde finales de julio "hacer que este asunto se valore en su justa medida", incluso según algunos observadores, "minimizar" el alcance de estos regresos. Esta posición la facilita la casi inexistente reacción por parte de los representantes oficiales de la comunidad rom del país. El primer ministro Boiko Borisov, citado en el diario de oposición Sega, ha explicado que "de todos modos, cada una de estas personas es responsable individualmente de lo que le suceda, pues no hay expulsiones masivas". Y en Dnevnik, el ministro de Asuntos exteriores, Nikolai Mladenov asegura que la polémica es sobre todo "un asunto interno de Francia".
Sin embargo, la mayoría de los medios de comunicación búlgaros consideran que la cuestión es responsabilidad de toda Europa, pero que las valoraciones no son las mismas en función de que nos encontremos en el Oeste o en el Este del continente.
Los diarios populares, como Trud y 24 Tchassa, se sorprenden por la "comprensión" de la Comisión Europea ante las acciones de Francia y se preguntan si Bruselas se habría mostrado tan indulgente si hubiera sido Sofía quien la emprendiera con los roms. "Si en Europa se emplea un doble rasero de medir, no queremos ser parte de ella. No, gracias, Francia", han expuesto en varias editoriales, como en la de Trud, mientras que en Sega[el cronista Svetoslav Terziev acusaba](http:// http://www.segabg.com/online/new/articlenew.asp?issueid=6793§ionid=5&id=0000901) a Francia "de organizar la mayor deportación oficial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial"."Estimada Francia", [escribe el editorialista de Sega Boiko Lambovski](http:// http://www.segabg.com/online/new/articlenew.asp?issueid=6889§ionid=5&id=0001101), "nosotros que estamos a la cola de la UE, esperábamos de ti, impulsora de Europa y patria de los derechos humanos, que fueras nuestro ejemplo en materia de humanismo e integración. Pero hoy, con lo que estás haciendo, hemos percibido todo lo contrario".