Dos años después del traslado de una estatua de bronce que representaba a un soldado soviético, hecho contra el que la minoría rusa protestó violentamente, Estonia inaugura su Estatua de la Independencia, que conmemora la independencia de Alemania conquistada en 1919. "Con un poco de esperanza este monumento nos dará motivo para olvidar nuestras disensiones", escribe el diario Postimees, recordando la polémica sobre el hecho de que la estatua no represente la visión común de todos los ciudadanos de Estonia. "Nuestros problemas cotidianos probablemente nos han llevado a considerar la independencia como algo natural. Pero como vivimos en un mundo en el que el pensamiento democrático no es propio a todos los Estados, no debemos olvidar que la libertad es frágil. Para conservarla, necesitamos una voluntad común".
Live | IA, medios de comunicación y democracia: ¿una ecuación imposible?
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