Un nuevo escándalo empaña la imagen de Rumanía en el seno de la UE. El descubrimiento de carne de caballo procedente de este Estado miembro en lasañas de Findus que supuestamente contenían ternera, muestra “nuestra incapacidad para respetar un conjunto mínimo de reglas, sin las que ninguna comunidad puede funcionar”, escribe Romania libera.
El mercado único permite que “un matadero rumano exporte carne a un mayorista chipriota, que la venderá a una empresa de Luxemburgo, que la cede a continuación a una compañía sueca que la pone en venta en Reino Unido a través de su filial en Francia”, señala el diario. Eso representa una ventaja si “todos los Estados miembros cumplen con sus funciones de manera responsable”, añade. Pero “si la cadena de confianza que vincula las instituciones y los países europeos se rompe, será culpa de una sola entidad, y es el fundamento del propio proyecto europeo el que sale perjudicado”.
Según el diario, esta situación
proporcionará argumentos no solo de los xenófobos británicos, sino de todos los que hoy en día sostienen que no debería haberse aceptado a Rumanía en la UE
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Según su homólogo Adevarul, incluso aunque la lista de culpables debería encabezarla la empresa que “embaló y exportó la carne, todos los ojos se centran en Rumanía, porque de ahí procede la carne”. La propuesta de un diputado conservador británico de imponer restricciones a nuestras exportaciones y, acto seguido, sobre todas las importaciones procedentes de la Unión Europea muestra una vez más “que tenemos la culpa, pues de aquí provienen todos los males del Reino Unido”.
Y Romania libera concluye:
Resulta irónico y triste que aunque en Rumanía nadie haya cometido un error en todo este escándalo, eso pasará inadvertido. Como todo el mundo ya se ha acostumbrado a vernos mentir y hacer trampas, que por una vez seamos acusados sin tener la culpa carece de relevancia.