Seis de las agencias de protección de datos más importantes de Europa abrieron el 2 de abril una causa conjunta contra Google por supuestos incumplimientos de la regulación de privacidad de la UE. La acción de Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, España y Reino Unido es la primera iniciativa conjunta abierta por Estados miembros contra una empresa. La Comisión Europea denunció en 2012 que la política de privacidad de Google incumplía la legislación europea porque no informaba a los usuarios de los datos que recopilaba, y estipuló un plazo de cuatro meses para que la empresa lo subsanase. Dicho periodo ya ha expirado sin que Google haya modificado su política de privacidad. Al señalar las sanciones a las que Google podría tener que hacer frente, Financial Times afirma que: –
actualmente los organismos de control europeos únicamente pueden multar con cuantías por un valor inferior a un millón de euros, pero con la nueva regulación podrán imponer en breve sanciones de hasta el 2% de su volumen de negocio. En el caso de Google, podría llegar a los 760 millones de dólares (594 millones de euros), según sus beneficios en 2011. Los legisladores europeos y los Estados miembros podrían aprobar la nueva normativa para finales de año.
The Daily Telegraph, por su parte, subraya que existen distintos enfoques sobre la privacidad, y lo pone de manifiesto al comparar los casos de Estados Unidos y Europa:
Probablemente sería muy cínico sugerir que, en algunos casos, el enfoque en contra de Google responde a un mero anti-americanismo. Por ejemplo, la cultura alemana contempla otro enfoque con respecto a la privacidad. Aunque también resulta evidente que, aún a pesar del gran volumen que supone el mercado común, Europa siempre será un mercado secundario para Google, en relación al de Estados Unidos. Si los legisladores ponen trabas a que opere en Europa, resultaría muy sencillo para ellos que simplemente desconecten el acceso a sus datos. Un día podríamos despertarnos y comprobar que Street View ya no estuviese disponible, pero que sí lo estuviese el equivalente de Microsoft. Si llega el caso, habría que agradecer a los legisladores europeos la existencia de tal sorprendente monopolio.