Con motivo de su elección para la presidencia francesa, el 6 de mayo de 2012, François Hollande pretendía "reorientar la política europea" hacia una flexibilización de la austeridad fiscal defendida por la canciller alemana Angela Merkel. Pero "el balance está lejos de estar a la altura de las esperanzas iniciales", asegura Le Figaro. No solamente "la alianza que intentó organizar con los países del sur para oponerse a los del norte ha flaqueado", sino que "nunca la relación con Berlín ha sido tan tensa”.
El diario conservador añade que:
La voz de Francia pesa cada vez menos mientras que su mensaje contra los riesgos de un exceso de austeridad cada vez es más ampliamente oído, hasta en Bruselas [...] Quizá François Hollande se habrá equivocado en tener razón demasiado pronto.