La idea de otorgar a la Comisión Europea la función de “guardiana de las democracias” es “una impertinencia”, tal y como opina el politólogo neerlandés Alfred Pijpers en De Volkskrant.
A principios de marzo, Alemania, Dinamarca, Finlandia y Países Bajos propusieron dotar a la UE de nuevos instrumentos para luchar contra las desviaciones democráticas, como el caso de Hungría. La propuesta, que se debatió el 22 de abril en el Consejo de ministros de Exteriores de los 27 en Luxemburgo, obtuvo el apoyo de la mayoría. “A excepción del ministro checo, que expresó sus reticencias, todos los ministros pidieron a la Comisión Europea que elaborara la idea a corto plazo ”, señaló el diario el 24 de abril.
De Volkskrant explica que actualmente faltan mecanismos para volver a situar por el buen camino a las democracias que se desvían:
La única arma de la que dispone la Comisión Europea en estos momentos es aplicar el último recurso: la suspensión del derecho de voto [en el Consejo] y la suspensión de las subvenciones concedidas al Estado en cuestión. Como esta ‘opción nuclear’ no cuenta con la aceptación de toda la Unión, [los Estados] abogan por medidas menos radicales, [como] recomendaciones combinadas con sanciones y como multas evolutivas.
El politólogo opina que se está utilizando sin razón la crisis en la eurozona para transferir cada vez más competencias a nivel europeo y que en lugar de ello convendría plantear la salida de la UE de las democracias débiles:
La crisis en la eurozona la utilizan una serie de dirigentes políticos y comisarios europeos empeñados en que toda clase de organismos nacionales queden bajo la supervisión de Bruselas, como la creciente vigilancia presupuestaria en Europa [...] En lugar de aplicar una vigilancia generalizada, sería mejor intentar expulsar de la UE al país que se comporte mal, si fuera necesario mediante una modificación del tratado [europeo].