La libre circulación de trabajadores en la UE tiene “efectos perversos” que “corrompen algunos sectores” económicos del país, según Le Soir.
En 2011 Bélgica contaba con 337.189 trabajadores desplazados, es decir, enviados desde su país de origen por su empleador para trabajar fuera por un período determinado, siendo 120.000 más que en 2009. El diario explica que, a la espera de una nueva directiva europea reguladora del sistema de contratos de desplazamiento, esta práctica “se ha convertido en un dumping social”.
El Estado belga está triplemente lesionado. Primero, los trabajadores desplazados no cotizan en beneficio de la seguridad social belga. Segundo, los trabajadores belgas quedan en paro económico, pues el trabajo es desempeñado por personal “importado”. Tercero, las empresas que respetan la ley sufren la competencia de las que, menos escrupulosas, usan y abusan de este desplazamiento [...]