La Comisión Europea concluyó, el 27 de julio, un acuerdo amistoso con Pekín sobre la importación de paneles solares chinos. Las dos partes han convenido un precio mínimo que, según fuentes diplomáticas, sería igual a 56 céntimos por vatio producido.
Según el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, el acuerdo pretende eliminar el dumping existente, perjudicial para los fabricantes europeos, y asegurar al mismo tiempo un aprovisionamiento estable en paneles solares para el mercado de la UE. El diferendo entre la UE y China sobre dichos materiales amenazaba con transformarse en una guerra comercial.
En Alemania, el país que había mostrado la mayor oposición a los derechos aduaneros antidumping, Frankfurter Allgemeine Zeitung estima que este acuerdo tiene ”el mérito de poner fin a la querella entre Bruselas y Pekín", sin que se resuelvan, en todo caso, todos los problemas existentes entre China y Europa:
Es un hecho que el compromiso pone término a la inseguridad de la que sufre el conjunto de la industria solar. Pero también es un hecho que los precios que se han fijado con el mismo no tienen nada que ver con la economía de mercado. Pero así sucede con los compromisos y las soluciones a medias tintas: los que se aprovechan los sufren y los que los sufren se aprovechan.
Para el diario francés Libération, por el contrario, “Europa cae bajo el panel chino”:
seguirá habiendo dumping [puesto que los 56 céntimos se aproximarían a los precios actuales practicados por los suministradores chinos], aunque los chinos ya lo hayan hecho peor, vendiendo sus módulos a 38 céntimos por vatio. Sobre todo, esta tarifa se aplicaría a los 7 primeros gigavatios de paneles importados.[...] ¡Pero 7 GW, es la mitad del consumo de Europa, que llegó a 15 GW en 2012¡ [...] Si así fuera confirmado en estos términos, el acuerdo sería por tanto muy generoso con Pekín.