En medio de las continuas tensiones entre Reino Unido y España sobre Gibraltar, la Armada británica manda buques a la Península, pero subraya que el despliegue de los navíos forma parte de una visita “rutinaria” y no tiene nada que ver con el actual conflicto político, publica el Financial Times.
La noticia se da a conocer después de que hace unos días el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, solicitase más apoyo naval en la polémica que se desencadenó la pasada semana cuando el Gobierno del Peñón hundió bloques de hormigón en represalia por lo que considera una invasión de los pescadores españoles de las aguas de Gibraltar.
Robert Fox, el corresponsal que cubre defensa para The London Evening Standard, escribe:
El último estallido es uno de los más agudos desde hacía tiempo. Pero aunque los ánimos se hayan caldeado por el abrasador sol del mediodía en las fronteras de Gibraltar, es inconcebible que Gran Bretaña y España, que trabajan mano a mano en la OTAN y en la ONU, puedan llegar a las manos.
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Mientras, The Economist matiza que la importancia estratégica que en su día tuvo la Península para Gran Bretaña, ya no es tal, así que plantea: “¿Por qué no entregarla?”. Continúa:
[...] hace una década, el Gobierno británico llevó a cabo intentos por llegar a un acuerdo de soberanía conjunta. Pero los gibraltareños estaban indignados, y a España le interesaba recobrar la plena soberanía que fue cedida en el Tratado de Utretcht de 1713. En un referéndum en 2002, el 98% de los gibraltareños rechazaron la idea. Es una disputa sin final a la vista. […] Esta última confrontación hará que el acuerdo se retrase una generación más.
En su editorial, el diario español ABC condena la “inaceptable provocación británica” y pide “arreglar un problema que afecta a los intereses, la soberanía y la dignidad de la nación española”, especialmente en relación a "actividades ilegales del gobierno del Peñón". El profesor de Historia Moderna Ricardo García Cárcel manifiesta claramente en ABC que el “estigma” de España es carecer de una política de Estado para el Peñón:
trescientos años después, nada ha aprendido de lo que significó Utrecht: los costes de la fragilidad del Estado, las divisiones sectarias, la nula autoestima nacional.
No obstante, Ramón Pérez-Maura afirma que:
Ahora es cuando los ingleses más voluntaristas confiesan su desprecio por esa cueva de piratas mientras dicen que Londres no puede dar ningún paso sin atender a la voluntad de los llanitos.
Sin embargo, otros columnistas, como Luis Arroyo, opinan que España actualmente presta atención a Gibraltar por cuestiones estratégicas. Arroyo añade que “hacen falta diez gibraltares para evitar el tsunami de Bárcenas”, haciendo referencia al escándalo de corrupción del extesorero del Partido Popular.