Al día siguiente de la liberación de cuatro rehenes franceses tras tres años de detención en el desierto de Malí, "la polémica ha surgido en torno al posible pago de un rescate de casi 20 millones de euros", escribe Libération.
Los cuatro hombres, empleados de las compañías francesas Vinci y Areva, fueron secuestrados en septiembre de 2010 en Níger, por un grupo de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), cuyo líder resultó muerto en el pasado mes de febrero durante la intervención francesa en Malí.
En su editorial, el diario indica que:
François Hollande mostró su voluntad de no financiar al terrorismo, del que AQMI es una de sus más abyectas figuras. Ahora se arriesga a ser desmentido. Nadie puede pensar que los líderes de AQMI hayan liberado a los franceses sin contrapartidas.