Mientras Donetsk y Luhansk arden y la población sufre un bombardeo constante, hambre y escasez de servicios básicos, muchos han criticado, incluso culpado a la OTAN y la UE por no acabar con esta tragedia. Pero es hora de afrontar la cruda realidad y abandonar las esperanzas albergadas por tanto tiempo, escribe Jacek Zakowski en Gazeta Wyborcza
La Unión Europea no es una superpotencia. Es un bonito proyecto que dio medio siglo de paz a Europa Occidental y que a su debido tiempo, quizás unos 50 años, podría dar a luz a una superpotencia. O quizás no – si no la mimamos y cuidamos bien. Hasta el momento es una unión de Estados con dificultades para unificarse. Da incluso algo de miedo hacerse falsas expectativas, viendo cómo se le parten las costuras mas fácilmente de lo que aguantan los remiendos.
Tampoco la OTAN, a pesar de su efectividad como pacto defensivo y ayuda mutua, es una herramienta adecuada para restaurar y construir un orden global. Sus miembros están divididos y “tienen diferentes puntos de vista sobre lo que el orden debería ser”, defiende Zakowski, planteándose algunas preguntas de difícil respuesta
¿Se arriesgará la OTAN a involucrarse en una guerra nuclear total y la destrucción del mundo en caso de que Rusia atacara Bulgaria? ¿Estarán los alemanes y los españoles dispuestos a morir por Varsovia o Sofía? No es posible encontrar respuestas en los norteamericanos, alemanes o en cualquier otro país del mundo.
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En teoría, los Estados Unidos pueden ejercer de policía del mundo pero en la práctica 'no han ganado una guerra en condiciones desde 1945, ni siquiera en Irak', escribe el columnista polaco, añadiendo que
El poder de Occidente es grande. Pero es un poder perezoso, dividido, extremadamente prudente, principalmente preocupado por conservar su propia vida acomodada. A pesar de estas debilidades se maneja bastante bien en todo caso. Pero uno no debería esperar demasiado. En el mundo real solamente la incertidumbre es cierta. El resto es una ilusión.