Alrededor de 10.000 personas se manifestaron en Budapest y en otras ciudades húngaras el 17 de noviembre por la tarde, para protestar contra el Gobierno de Viktor Orbán, con ocasión del “día de indignación pública”. Manifestaciones similares a las que tuvieron lugar en Londres, Estocolmo y Berlín. Calificado de “nueva oposición” por el diario húngaro, piden la dimisión del primer ministro y de seis altos funcionarios, entre los que figura el director de la agencia de impuestos, Ildiko Vida. El 5 de noviembre, reconoció que figuraban en una lista de ciudadanos húngaros con prohibición para entrar en Estados Unidos por sospechas de corrupción. Washington hizo uso de esta medida después de que Orbán se negara a sancionarlos.
Es la segunda vez en menos de un mes que los opositores a Orbán bajan a la calle y, según Népszabadság, “se prevén nuevas acciones e iniciativas”.
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