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“Las relaciones con Irán se encuentran en su nivel más bajo”, titula Volkskrant después de que el ministro de Asuntos Exteriores, Uri Rosenthal, actualmente en visita oficial en Oriente Medio, haya llamado a consultas al embajador neerlandés en Irán, tras la ejecución en secreto de la iraní-holandesa Zahra Bahrami el 29 de enero. La Haya pidió que el cuerpo de Bahrami fuera llevado de regreso a Holanda, pero el 6 de febrero “Bahrami fue enterrada en un lugar secreto en Semnan, a cientos de kilómetros de Teherán. Su familia (en Irán) no fue informada a tiempo para asistir a su entierro”. Según el diario, “un entierro precipitado alimenta los rumores” de que Bahrami no fue ahorcada sino torturada hasta morir. El 7 de febrero, el embajador iraní en La Haya fue invitado por segunda vez al ministerio para explicar la situación, sin haberse presentado, mientras que el embajador holandés se ha encontrado con las puertas cerradas cuando había sido convocado a una reunión en el Ministerio de Exteriores de Teherán. Rosenthal califica la situación de “tensa” y declara que estas relaciones diplomáticas “anormales” “definen bien el carácter del régimen iraní”.
