"Flash-ball: atropello policial", así reza hoy uno de los titulares de Libération, en referencia a los fusiles lanzapelotas que utilizan los antidisturbios franceses. El pasado 8 de julio, el actor y director Joachim Gatti perdía un ojo a causa de un pelotazo de goma lanzado por la policía durante una manifestación convocada en Montreuil en contra del desalojo de un local okupa. El diario galo denuncia el uso de la violencia por parte de la policía en una manifestación que “transcurría pacíficamente”, según Dominique Voynet, alcaldesa del municipio, situado a las afueras de París.
“Joachim Gatti es, como poco, la séptima persona que pierde la vista en un ojo debido a este arma”, se lamenta el diario. “Se deben mejorar la reglamentación sobre el uso de fusiles lanzapelotas y pistolas de descarga eléctrica, y la formación que reciben los policías”. Este tipo de fusil sólo puede usarse en legítima defensa; los agentes tienen terminantemente prohibido apuntar a la cara o a la cabeza. Según el sociólogo Fabien Jobard,”la brutalidad suele ser sinónimo de incompetencia del cuerpo policial”.