“La guerra comercial entre China y Europa no estallará ni por las diferencias en torno a la industria manufacturera, ni por los impuestos aduaneros, ni por el dumping, ni por la tasa de cambio del yuan; el detonante procederá de un frente que nadie podía imaginar: el aéreo”. Así loafirma La Stampa al día siguiente de la amenaza proferida por el representante de Pekín en laconferencia de la IATA, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo, según la cual China cerrará lisa y llanamente su espacio aéreo “si la UE, tal como ha decidido, introduce a partir del 1 de enero del año próximo un impuesto sobre las emisiones de CO2 que afectará a todos los vuelos intercontinentales con salida o destino en la UE”. En efecto, la Comisión ha adoptado un “permiso de contaminación” semejante al que se aplica en otros sectores de la industria y concedido a las compañías aéreas que desarrollan actividades en Europa, explica por su parte Le Monde: el 82% de tales derechos serían gratuitos y el 18% restante debería adquirirse en “el mercado de permisos para contaminar”. Lo cual representaría, según la IATA, un coste de oportunidad valorado en 1.500 millones de dólares para el conjunto de las compañías aéreas. “Entre Europa y el resto del mundo, el pulso está servido”, señala Le Monde. Y añade que "el fabricante Airbus, blanco habitual en los conflictos comerciales que atañen a Europa, estará evidentemente en el punto de mira”.
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