En el día de la fiesta nacional belga y al día siguiente del discurso de un rey Alberto II decepcionado y preocupado por el punto muerto político que ya dura 404 días, se ha llegado a un consenso sobre el último asunto de discusión de la nota del formador Elio Di Rupo, que planteaba problemas a los cristiano-demócratas flamencos (CD-V). “Hemos acabado con el ‘lastre’, pero el equilibrio sigue siendo precario”, titula Standaard,que explicaque el jefe del CD-V, Wouter Beke, ha complicado la discusión sobre uno de los principales puntos de discordia hasta el último momento: la cuestión del distrito bilingüe Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV). Una actitud que La Libre Belgique califica de "despreciable" e "indigna",al tiempo que pide a CD-V que "acabe con sus caprichos y encuentre una línea política apropiada."
La tarde del 21 de julio, Di Rupo informó a Alberto II de que “se había encontrado un método de trabajo con los ocho partidos implicados”. Pero, según fuentes de palacio, los negociadores tendrán que tomarse unas vacaciones primero, y las negociaciones empezarán a mediados de agosto. Sin embargo, el editorialista del Standaard considera que “si interrumpimos ahora el impulso, será difícil volver a poner en marcha el gran molino”.