Un estudio revela que casi el 40% de la población de Europa sufre de problemas psicológicos cada año, según recoge el Irish Examiner. Junto a la depresión, el estudio del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología incluye dentro del ámbito de los desórdenes mentales enfermedades neurológicas como la demencia y el parkinson. El déficit de atención hiperactiva en niños, así como el pánico a los atentados, el desequilibrio obsesivo-compulsivo y la timidez, también forman parte de una impresionante compilación de síntomas que manifiestan 165 millones de europeos. “Y con únicamente un tercio de los casos recibiendo la terapia o la medicación necesaria, las enfermedades mentales suponen una gran carga económica y social — su coste se estima en cientos de miles de millones de euros”, escribe el diario de Cork.
TheDaily Telegraph subraya el hecho de que las mujeres tienden a padecer depresión dos veces y media más que los hombres, “la mayoría de los casos tienen lugar durante los ‘años de reproducción’, entre los 16 y los 42 años”. Según el estudio, “La carga que supone cuidar de los niños, hacerse responsables de la familia y tener un trabajo ha hecho que las tasas de depresión en mujeres se dupliquen desde los años setenta”. Mientras la depresión (30,3 millones en total) y la ansiedad (69,1 millones en su conjunto) parecen ser achaques femeninos, los hombres tienden más a convertirse en alcohólicos (14,6 millones en total), especialmente en el este de Europa.
Para la escritora y novelista Lisa Appignanesi, que publica en el Guardian, estos informes “preocupantes” “pueden llamar la atención sobre un incremento del sufrimiento humano, pero señalan con rotundidad la tendencia del sector de la salud mental a imponer sus puntos de vista”. En una impactante nota escéptica, escribe que la profesión psiquiátrica ha “creado cada vez más categorías de diagnóstico ‘inventando’ desórdenes sobre la marcha y reduciendo radicalmente el rango de lo que puede calificarse como normal o sano. Alimentando su sed de beneficios y la nuestra de drogas, Big Pharma ha conseguido un mayor control de nuestras vidas mentales y emocionales, medicalizando la normalidad”.