El encuentro que mantuvieron el 10 de septiembre el primer ministro eslovaco, Robert Fico, y su homólogo húngaro, Gordon Bajnai, ha concluido con una declaración conjunta en contra del extremismo. Con respecto a la ley de política lingüística eslovaca, que Budapest califica de vulneración de los derechos de la minoría húngara, Fico y Bajnai han decidido seguir las recomendaciones del informe del Alto Comisario para las Minorías Nacionales de la OSCE, Knut Vollebaek. Se constituirá una comisión policial conjunta para combatir el extremismo a ambos lados de la frontera.
“Las personas equivocadas, en el sitio equivocado”, reza uno de los titulares de Pravda. El diario eslovaco estima que el encuentro no ha solucionado más que “la periferia del problema” y no el “meollo” del mismo, que habría que buscarlo en Eslovaquia: “Las mentiras sobre la ley de política lingüística no proceden de Hungría sino del SMK, el Partido de la Coalición Húngara, que aglutina a la minoría de lengua húngara de Eslovaquia”. Sin embargo, Pravda también anima al Gobierno a que sea “generoso” con dicha minoría. Por su parte, el diario húngaro Népszabadságcelebraque “los esfuerzos diplomáticos de Hungría para trasladar la cuestión a la escena internacional hayan dado fruto”, pero pone en duda que Bratislava pretenda atender a las exigencias europeas.