En el diario polaco Gazeta Wyborcza, el exdisidente Adam Michnik rinde homenaje a su viejo compañero de lucha contra el comunismo:
Vaclav Havel vivió la verdad contra el conformismo general y la hipocresía. Escritor y disidente, fue un opositor activo y escribió obras de teatro y ensayos. Encarnó todas estas cualidades a la vez de un modo casi perfecto […] En 1983, se preguntó sobre el carácter de los escritores disidentes. Concluyó que son los únicos que dicen en alto lo que todo el mundo sabe pero que no tiene el valor de expresar abiertamente. Aunque no soporten la mera idea de encarnar la conciencia de la nación, los “disidentes” hablan por todos los que guardan silencio. Arriesgan sus vidas cuando los demás no se atreven a hacerlo. […] La vida y la herencia de Vaclav Havel son la síntesis de la humildad y de la dignidad, del heroísmo sin descanso y del sarcasmo auto-irónico. Carecía de toda vanidad, odio o fanatismo. Rebelde contra la dictadura y los estereotipos de su época, no dejó de luchar contra el conformismo de sus compatriotas. – Gazeta Wyborcza
En Adevarul, Grigore Cartianu escribe que con el fallecimiento de Vaclav Havel, “el continente es más triste, el invierno más gris”. El redactor jefe del diario de Bucarest menciona un texto que escribió en 2007 y en el que lamentaba que los rumanos no tuvieran la oportunidad de contar con una figura iluminada como el expresidente checoslovaco:
En 2002, cuando me enteré de que Havel había llamado a los Rolling Stones para que acudieran a Praga y celebraran juntos el cumpleaños de Mick Jagger, recordé de repente que en 1990, [el primer presidente postcomunista rumano] Ion Iliescu hizo un llamamiento a los mineros para que fueran a Bucarest [para reprimir las manifestaciones contra el nuevo régimen]. Dos presidentes y dos filosofías bien distintas. – Adevărul
En Berlín, DerTagesspiegeldestacaque Havel
influyó a largo plazo en la situación geopolítica de su país y en la de Europa Central y Oriental. […] Pero también apoyó la participación de los dirigentes de estos países en la guerra de Irak dirigida por Estados Unidos [en 2003], una postura que causó bastante irritación. Fue un hombre de Estado capaz en todo momento de sorprender con declaraciones y cambios extraordinarios. […] Los alemanes en concreto deben acordarse de él con reconocimiento, porque se implicó como ninguna otra persona en la reconciliación germano-checa. Recién elegido presidente, sorprendió a sus compatriotas y a la RFA con un acto de gran simbolismo que dejaba entrever el dramaturgo que era: realizó dos visitas oficiales el mismo día a Berlín (del Este) y a Munich, relacionando con un solo gesto […] dos fechas traumáticas para los checos: por la mañana estuvo en Berlín, donde Hitler obligó al ministro-presidente checo a capitular; a mediodía, en Munich, donde se firmó el acuerdo de 1938 que significó el inicio del fin de la Checoslovaquia libre y el principio de la guerra. – Der Tagesspiegel
En The Guardian, el historiador Timothy Garton Ash califica a Vaclav Havel de “personaje principal de una obra que cambió la historia”:
Havel ha sido una de las figuras fundamentales de la Europa de finales del siglo XX. No era únicamente la personificación del disidente […]. No sólo fue el instigador de una revolución de terciopelo: fue el líder de la revolución de terciopelo original, la que creó la etiqueta que se aplica a otras muchas protestas en masa no violentas desde 1989. – The Guardian
Con el título de “El disidente”, Libération, repitelas palabras de Milan Kundera, según el cual “La obra más bella de Vaclav Havel es su vida”:
Con un grupo de disidentes, compartió la idea de “la vida de la verdad” contra la propaganda, reinventó “el poder de los que no tienen poder” y relegó al comunismo al gran museo de las ilusiones perdidas. Havel unió a la ética de la convicción el principio de responsabilidad: el “disidente” se convirtió en “el que toma decisiones”. Asumió el poder que le confió el destino y rechazó el estatus de víctima. Había que oírle decir a sus conciudadanos, nada más ser elegido, que todos, aunque en distintos grados, “crearon juntos y sustentaron el sistema totalitario”. En estos tiempos de revoluciones y de transiciones febriles, constituye otra lección sobre la que debemos meditar de este presidente-filósofo: Havel rechazó el desorden y los ajustes de cuentas, así como los avatares de una justicia sin piedad. [...] El fermento de la democracia arraiga únicamente si se cumplen estas condiciones. – Libération
En La Repubblica, el editorialista Sandro Viola, que conoció a Havel antes de la caída del comunismo, rinde homenaje a la memoria del último político “moralista”:
Efectivamente, solo él podía encarnar un nuevo modelo de hombre de Estado. El que llega al poder trayendo consigo no sólo los intereses partidistas, la ambición personal, la capacidad de sobrevivir entre las miserias de la política, sino también una visión del hombre y del mundo más amplia y más noble que las que podemos descubrir entre los dirigentes europeos. – La Repubblica
“No vendría nada mal un poco de Havel en la calle de la Loi [donde se encuentran el Parlamento y el Gobierno belgas]”, escribe en un editorial Steven Samyn, del diario De Morgen. Haciendo referencia al documental ObčanHavel(“Ciudadano Havel”) de Pavel Koutecký y Miroslav Janek, en el que asistimos a la pérdida de la inocencia de los políticos checos y eslovacos tras la caída del comunismo y su desviación hacia el cinismo de las intrigas de partido, Samyn destaca que también se observa
a un hombre modesto, que sigue siendo fiel a sus principios, aunque no estén de moda. Siguió defendiendo a los romaníes, aunque esta postura significara el suicidio político. – De Morgen