“Una sombra pesará sobre el Consejo Europeo de hoy en Bruselas”, constata Público. “La sombra de una propuesta alemana según la cual el Gobierno griego quedaría bajo control directo de un ‘comisario de presupuesto’ con poder de decisión”. Esto plantea un problema, a juicio del diario portugués, dado que
una cosa es ver cómo se limita la soberanía financiera por circunstancias particulares, como las que atraviesan Portugal y Grecia. Y otra es ver cómo la soberanía política se trata como un problema menor.
Sin embargo, como apunta Le Monde, si los Veintisiete aprueban en el Consejo Europeo la propuesta alemana, hecha pública por el Financial Times, Grecia
También debería comprometerse en su presupuesto a “emplear los ingresos del Estado en primer lugar y antes de nada para pagar los intereses de la deuda”, es decir, reembolsar los intereses de las deudas contraídas. Este abandono de soberanía debería al final, según el documento, quedar inscrito "plenamente" en la legislación nacional griega, "preferentemente a través de una enmienda constitucional".
En Atenas este proyecto levanta ampollas. “Nein, nein, nein” [No, no, no, en alemán],titula Ta Nea, que se opone a las demandas de la canciller alemana con un triple rechazo ante la pérdida de la soberanía del país, de las pagas extras y del salario mínimo. Por ello, el diario insta al
Gobierno, a los partidos políticos y a los sindicatos a establecer un frente de negociación fuerte ante los acreedores y los supervisores en el país. Para tener una única voz, debemos dejar de lado las estrategias personales, los objetivos de los partidos, las rivalidades entre los grupos y las consideraciones electorales. Al fin y al cabo, nada de ello tendría valor si la lucha por la salvación nacional se pierde.
Por su parte, en el diario To Ethnos, el editorialista Georges Delastik se revuelve contra la propuesta alemana que
No puede considerarse que provenga de un país amigo. El documento recomienda condiciones dictadas por un conquistador a una población sometida y el pueblo griego debe tomarlo como un ataque hostil por parte de un Estado que quiere destruir la soberanía griega del mismo modo en que Alemania nazi de Hitler lo hizo en abril de 1941. [...] Un Gauleiter alemán [término en alemán utilizado en el Partido Nazi (NSDAP) para los ‘líderes de Zona’ (Gau)] tomará las decisiones de cerrar los colegios y los hospitales y de no pagar más los salarios y las pensiones públicas durante uno o varios meses. Despreciables, los alemanes preparan la coyuntura para llevar a los griegos a pasar hambre, literalmente. [...] este documento revela la cara más fea de la zona euro y de la UE del siglo XXI.
De todas formas, opina el Frankfurter Allgemeine Zeitung, este proyecto es “una distracción para uso de de política interior”. Porque ningún comisario podrá resolver la crisis. Citando el ejemplo de Otón I, el rey, bávaro de nacimiento, que reinó sobre Grecia entre 1832 y 1862, el diario considera que
Se podría polemizar acerca de su los griegos vivieron bajo Otón un desarrollo económico comparable al de Baviera. Pero estaban tan poco liberados de las deudas como la de Baviera de hoy en día. Porque mientras la ayuda siga fluyendo, aunque no se cumpla todo lo que se ha prometido, ningún comisario, llegue de Bruselas o de Berlín, será capaz de reorganizar la administración en Atenas. Basta con observar la compensación presupuestaria interterritorial en Alemania. La ciudad de Berlín consume en sí misma los miles de millones que Baviera aporta, sin que el Estado federal pueda impulsar a los berlineses a cambiar cualquier aspecto de su vida “sexy” a cuenta de crédito. Y eso se mantendrá mientras quienes tomen prestado sean más numerosos que los que lo prestan. Ocurre lo mismo en la UE. El cambio sólo lo puede forzar la matraca de las tasas de interés de los mercados o la amenaza creíble de un adiós al euro.