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Condenada a siete años de prisión por abuso de poder (sus afines aducen que se trata de una maniobra del actual presidente Víktor Yanukóvich para apartarla de la escena política), quien fuera el icono de la “Revolución naranja” inició una huelga de hambre el pasado 24 de abril para protestar contra su traslado y los malos tratos que afirma haber sufrido.
En Alemania, el Süddeutsche Zeitung señala que Ucrania se ve sometida cada vez a más presión. El primer político en solicitar que desde instancias políticas se boicotee el evento fue Norbert Röttgen, ministro alemán de Ecología. “Hay que evitar a toda costa que el régimen ucraniano utilice este campeonato para revalorizar su dictadura”, afirmó. El diario subraya que la canciller Angela Merkel también ha mencionado la posibilidad de boicotear el campeonato de fútbol europeo. Al titular sobre la “Partida extra para Timoshenko”, su homólogo el Tageszeitung critica la ausencia de una reacción por parte de la UEFA, la federación europea de fútbol, al respecto:
Apoyar una causa concreta fuera del terreno de juego resulta difícil para los funcionarios del ámbito deportivo. […] La UEFA no siempre toma partido y se asienta en la posición de no ser responsable de la política [de un país], ignorando completamente que la mera existencia de cualquier celebración deportiva internacional, como lo es el campeonato europeo de fútbol, es un acto claramente político. Los funcionarios de deportes únicamente disponen de un argumento para justificar su reserva: la liberación de Timoshenko no convertiría a Ucrania en una democracia puntera. […] En este caso se trata de un acto simbólico con pocas consecuencias prácticas.
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En Polonia, que comparte la organización de la Eurocopa 2012, Gazeta Wyborcza titula que “Los Alemanes juegan por Timoshenko”, y recoge que los políticos alemanes, entre ellos el líder de la oposición socialdemócrata (SPD) Sigmar Gabriel, critican duramente a las autoridades ucranianas para aumentar su popularidad de cara a las elecciones legislativas de 2013:
A los políticos alemanes no les preocupa tanto ni el estado de salud de Timoshenko ni el de la democracia ucraniana, sino más bien anotarse puntos ante la renovación del Bundestag. […] En el caso del líder del SPD, hasta se puede hablar de hipocresía. No protestó cuando uno de sus predecesores y su mentor político, Gerhard Schröder, calificó de “demócrata transparente” a [el presidente ruso] Vladimir Putin. Tampoco dijo una sola palabra en el caso de Mijaíl Jodorkovski, un ex oligarca al que Putin envió a un gulag […] Un caso tan llamativo como la detención de Timoshenko. [Los políticos alemanes] temen a la potencia rusa y no quieren entrar en polémicas con ella, pero Ucrania es un país periférico, un agujero negro en mitad de Europa. El boicot de la Eurocopa 2012 no ayudará a la democracia en Ucrania, pero servirá para convencer a esa parte de la sociedad proclive a Occidente de que Europa les ha abandonado a su suerte, de que supuestamente bajo Yanukóvitch el país sufrirá una deriva autoritaria y de que las aspiraciones europeas de Ucrania eran tan solo un sueño.
En Dinamarca, también se plantea la pregunta de si “los Gobiernos deben boicotear el campeonato europeo de fútbol”, tal y como apunta el Jyllands-Posten tras la amenaza alemana de no participar en la Eurocopa 2012. Pero los responsables políticos se encuentran divididos, según recoge el diario:
El ministro de Cultura Uffe Elbaeck espera a conocer la opinión de sus homólogos en el seno de la UE antes de decir si se desplazará o no a Ucrania para apoyar al equipo nacional danés. En la postura opuesta, el portavoz de Asuntos Exteriores de los conservadores, y antiguo jefe de la diplomacia, así como ex ministro de Cultura, Per Stig Moller, no alberga ninguna duda. “[…] El Gobierno [ucraniano] lo aprovecharía, y ha cometido atrocidades en contra de Yulia Timoshenko”, declaró.
