“Los electores obligan a las antípodas a conformar una coalición”, así resume el Het Financieele Dagblad los resultados del escrutinio del 12 de septiembre, en el que los conservadores-liberales del primer ministro saliente, Mark Rutte, y los laboristas del PvdA de Diederik Samsom han salido vencedores, con 41 y 39 escaños de los 150 con que cuenta la Cámara baja. Aunque la victoria de los dos partidos se tilda de “histórica”, y dispongan de mayoría, es probable que en la formación de Gobierno se incorpore un tercer partido para que haga de puente. El diario económico considera que:
Hasta ahora los adeptos al libre mercado del VVD y los partidarios del PvdA que abogan por domarlo nunca habían conseguido formar un Gobierno de mayoría sin la presencia de un tercer partido. En cambio, falta comprobar si Rutte y Samsom van a alumbrar una coalición azul y roja a medias. En el ámbito de la vivienda, del trabajo y de la seguridad social se encuentra a lustros de distancia uno del otro, [...] tampoco resulta inimaginable que soliciten a uno o dos partidos de centro que participen para poder engrasar y que funcione mejor el engranaje de la coalición.
Para Trouw, la votación ha mostrado claramente las preferencias de los holandeses hacia un Gobierno de centro:
[El escrutinio] “muestra claramente que dirección debe tomar la nación. Según el electorado, el futuro está en Europa y las soluciones a la crisis se encuentran en el centro del espectro político. El PvdA y el VVD tienen que formar un Gobierno que encarne este cambio [...] Resulta evidente que el electorado ya ha tenido suficiente polarización.
Martin Sommer, cronista del Volkskrant, no comparte esta opinión. Para él, los holandeses han emitido un voto de protesta más que un voto de centro, y, sobre todo, han manifestado su parecer sobre el puesto de primer ministro “de manera estratégica”:
Haberse decantado por el VVD o el PvdA representa más bien un juicio negativo. Una de las razones más importantes de votar a favor de Samsom era que Rutte no podía volver a ser primer ministro por la alianza que estableció con Wilders [durante el Gobierno precedente]. Al contrario, la aversión contra Samsom, que a menudo es percibido tanto como exaltado como de izquierda, era uno de los motivos que más pesaron para inclinarse por Rutte.
De Volkskrant recalca además que, tras el veredicto del Tribunal Constitucional alemán en Karlsruhe sobre el MEDE, el resultado de las elecciones representa en cualquier caso una segunda “buena noticia para el asediado euro”:
La temida revuelta de los electores holandeses contra Europa no tuvo lugar. En contra de las esperanzas que Wilders había puesto, su intento de convertir las elecciones en un referéndum sobre Europa fracasó.