Energía nuclear en Reino Unido

“La forma más barata” de reducir emisiones de CO2

Mientras Alemania y Francia intentan reducir su dependencia de la energía nuclear, Reino Unido ha anunciado un acuerdo para construir su primera central nuclear nueva en casi 20 años. En opinión de la prensa europea, se trata de una elección arriesgada, aunque se entiende la ventaja económica que supone.

Publicado en 22 octubre 2013 a las 15:49

El polémico acuerdo con las empresas energéticas francesas EDF y Areva y sus socios chinos CGN y CNNC para construir una nueva central nuclear en Hinkley Point C, en Somerset (al suroeste de Inglaterra) creará 25.000 empleos, pero habrá que pagar por ello un alto precio: un precio garantizado por la electricidad del doble del precio al por mayor actual, la preocupación por la inversión china a gran escala en el proyecto (entre el 30 y el 40 por ciento de la cantidad total), por no mencionar los riesgos medioambientales inherentes a la energía nuclear.

"Quizás estemos pagando demasiado por la energía nuclear, pero al menos aporta la seguridad que nos ha faltado durante tanto tiempo", escribe The Daily Telegraph y lamenta el hecho de que "para atraer a empresas francesas y chinas de propiedad estatal, les hemos tenido que prometer el oro y el moro". Y prosigue:

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¿Cómo es posible que una nación que antaño lideró el mundo en lo relativo a tecnología nuclear, que gozaba de abundantes recursos de carbón, petróleo y gas, ahora se vuelva dependiente de Francia y China para mantener las luces encendidas? Nos encontramos en esta posición porque la política energética ha sido un desastre durante décadas. Cuando nuestras reservas de electricidad comenzaron a descender, un descenso acelerado por distintas directivas y objetivos británicos y europeos, el Gobierno claramente hizo muy poco para garantizar su sustitución.

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Mientras, en un editorial, el Financial Times expone que al país le están obligando a seguir la vía nuclear porque la ley sobre el Cambio climático de 2008 estipula objetivos de reducción de emisiones excesivamente optimistas. El diario escribe lo siguiente:

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Si se necesitan nuevas centrales nucleares para mantener las luces encendidas, se debe a que Reino Unido ha descartado otras opciones al adoptar unos objetivos de reducción de emisiones que se encuentran entre los más exigentes del mundo. Si los legisladores creen que pueden seguir defendiendo estos compromisos ahora que se ha dejado al descubierto su coste, deben explicarse. De lo contrario, deberán dar marcha atrás. El hecho de que se resultaría vergonzoso no es una excusa para endosar a Gran Bretaña unos costes que no puede asumir. [...] El país ahora debería preguntarse si puede permitirse ir a la cabeza en la carrera de la reducción de las emisiones, mientras los demás se quedan rezagados.

En opinión de The Times, el acuerdo se resume de forma sencilla: “Gran Bretaña necesita energía nuclear. El acuerdo [...] llega tarde, pero es positivo”. Sin embargo, el editorial del diario expone que el Gobierno debería haber negociado mejor, dada la posición financiera de EDF.

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El Gobierno debería haber peleado más para lograr mejores condiciones por parte de EDF. Gran Bretaña necesita capacidad nuclear, pero el acuerdo resulta igualmente crítico para una empresa que ha sobrepasado los costes previstos en una planta en Normandía [Flamanville]. Reino Unido se ve obligado por la ley del cambio climático a cumplir ciertos objetivos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. A pesar de su alto coste, la energía nuclear es la forma más barata de cumplirlos. El precio de las renovables, como las plataformas eólicas en el mar es mucho mayor.

En Francia, Mediapart destaca que se trata de “la primera vez desde la catástrofe de Fukushima, en la primavera de 2011, que un Estado europeo encarga una nueva central nuclear”. El sitio web de información advierte lo siguiente:

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el acuerdo entre Londres y EDF aún debe pasar por las horcas caudinas de la Comisión Europea, que debe determinar si se trata o no de una ayuda estatal. El Gobierno británico deberá presentar su solicitud ante Bruselas a partir de esta semana.

Por su parte, [La Croix considera](http://www.la-croix.com/Editos/Le-nucleaire-relance-2013-10-21-1048214 que la decisión de Londres es “espectacular [aunque responde a una] opción bastante consensuada en Reino Unido, pero que sorprenderá a muchos en Francia y en Europa”. Además, el diario destaca que “la energía nuclear se ha convertido en un eje estructurante de cooperación” entre Londres y París, “al igual que las cuestiones de defensa y los grandes asuntos diplomáticos”. También lo considera una opción política por parte del Gobierno británico:

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Gran Bretaña es la gran promotora de un mercado europeo sin barreras. Al haber abierto de par en par sus puertas al gigante francés de la electricidad, podrá justificar aún con más énfasis la causa del libre comercio.

En Alemania, donde la catástrofe de Fukushima aceleró la salida de la energía nuclear, Die Welt comprende la decisión de los británicos, ya que la nueva central “formará parte de las centrales de nueva generación, que producen energía de manera segura y emplean menos uranio que las anteriores”. Además, el diario explica que:

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los británicos tienen menos opciones [que los alemanes]. Cerca de la mitad de la producción energética de Gran Bretaña se basa en el gas natural, pero las fuentes británicas de gas en el mar del Norte se agotan rápidamente. La vuelta al carbón se ha descartado por las grandes ambiciones para proteger el clima. Y un cambio energético que dependa en gran medida de las subvenciones según el modelo alemán tampoco es un ejemplo que puedan copiar los británicos [...] La construcción de nuevas centrales podría [incluso] resultar rentable.

En cambio Die Tageszeitung se muestra muy crítico:

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La decisión de los británicos no es una victoria para la economía nuclear, sino la prueba definitiva de su fracaso, porque este acuerdo echa por tierra el argumento según el cual la energía nuclear no es cara: no sólo el Estado británico asume la función de garante de gran parte de la inversión realizada en el nuevo reactor de Hinkley Point, sino que también garantiza un precio fijo de casi 11 céntimos [de euro] por kWh a los operadores que suministrarán la electricidad, más de lo que pagan hoy los consumidores alemanes por la energía procedente de grandes instalaciones solares o de los parques eólicos.

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