Soleada en verano y ventosa en primavera y otoño, "Apulia, una auténtica maravilla", proclama un anuncio del aeropuerto de Bari que alaba a la región por su patrimonio histórico y cultural así como sus bonitos paisajes. Esta región situada al sur de Italia, en el centro del Mediterráneo, muchas veces se describe en publicaciones turísticas como uno de los destinos vacacionales preferidos. Más allá de la atención recibida por las revistas de viajes, la región se enfrenta a la despoblación, a paisajes áridos y tierras abandonadas.
Aquí, la confluencia entre marginalidad y especulación presenta unos desafíos que afectan a las vidas de las comunidades locales, sobre todo cuando las empresas de combustibles fósiles que quieren mejorar sus credenciales ambientales con inversiones en parques e instalaciones de energía renovables están interesadas en la zona.
Inversiones en energías renovables en el Mediterráneo
En el Mediterráneo, la transición hacia energías renovables para combatir el cambio climático ha derivado en una actividad significativa: la compra de tierras. Si bien estas acciones hacia una energía más limpia son positivas, son preocupantes desde un punto de vista de especulación y justicia energética rural. Las grandes empresas están haciéndose con grandes extensiones de terreno rural para instalaciones eólicas y solares, usando tierras agrícolas que las comunidades necesitan para sobrevivir. A pesar de que los proyectos de energía renovable abordan la crisis climática, "también se aprovechan de tierras más baratas y de la marginalidad de las comunidades locales", dice Samadhi Lipari, doctorando de la Escuela de Geografía en la Universidad de Leeds (Reino Unido). Por lo tanto, se refuerza la división territorial en el Mediterráneo y acusa el desequilibrio con el norte de Europa.