Refugiados en Ucrania
Refugiados afganos paquistaníes, palestinos, congoleños y somalíes en un centro de retención en Chop, en el oeste de Ucrania, en 2009.

“El Guantánamo del Este”

Publicado en 26 febrero 2015 a las 08:55
Refugiados afganos paquistaníes, palestinos, congoleños y somalíes en un centro de retención en Chop, en el oeste de Ucrania, en 2009.

Menos mediatizado que el mar Mediterráneo, Ucrania es un importante punto de pasaje hacia Europa para los refugiados que huyen de los islamistas en África Oriental. Pero las condiciones de acogida son indignas, como atestiguan los demandantes de asilo.

Por Lorenzo Ferrari

Hasan Hirsi tiene 21 años. Huyó de Somalia cuando tenía quince años, después de que los terroristas de Al-Shabab atacasen su pueblo y matasen a su padre. Cogió un vuelo para Moscú y desde allí los traficantes de personas lo condujeron a Kiev. Para pasar de Ucrania a la Unión Europea, Hirsi ha tenido que esperar cinco años, y cinco intentos. Ha sido arrestado cada vez que lo intentaba por policías fronterizos ucranianos, húngaros y eslovacos, pasando casi tres años en un centro de retención y de prisioneros ucranianos, donde afirma haber sido robado, golpeado y torturado por las fuerzas de seguridad. Hoy, cuenta a Der Spiegel, se refiere a Ucrania como al Infierno. Todavía tiene pesadillas.

Ahora que la atención de los medios de comunicación y de los políticos se centra sobre todo en las rutas de inmigración que pasan por el Mediterráneo, Maximilan Popp hace notar en una gran investigación publicada en la web en inglés de la revista alemana, que “el interés hasta ahora ha sido muy limitado en esta ruta oriental, así como la suerte de inmigrantes como Hasan Hirsi”. A pesar de ello, “el año pasado, con el conflicto actual en Ucrania, centenares de inmigrantes han intentado entrar en la UE a través de Europa oriental”.

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Uno de los principales cruces de caminos de la ruta oriental se sitúa en el pueblo ucraniano de Uzhgorod, situado junto a la frontera con Eslovaquia. Los refugiados pasan allí varios meses, esperando que sus familias les envíen el dinero necesario para proseguir su camino. Entonces, “a cambio de varios cientos de euros, los traficantes ucranianos conducen a los inmigrantes desde Uzhgorod hacia Hungría o Eslovaquia”, escribe Maximilian Popp.

Subcontratar la política de asilo de la UE

Aunque se espera que los Estados miembros de la UE examinen las demandas de asilo, “los países que se encuentran en su frontera oriental, como Hungría o Grecia, ignoran a menudo las reglas, y devuelven a los refugiados fuera de su territorio”. Así, Hirsi, que quiso presentar una petición de asilo, fue devuelto varias veces a Ucrania.

Entre 2000 y 2006, la UE destinó 35 millones de euros a Ucrania para que reforzara el control sobre sus fronteras. En los últimos años, Bruselas ha dado 30 millones de euros suplementarios para construir y modernizar sus centros de retención y acogida para inmigrantes. Un acuerdo firmado en 2010 entre la UE y Ucrania estableció que los refugiados que entren en la Unión pasando por Ucrania podrán ser devueltos a esta última.

“A lo largo de la frontera oriental de Europa, la subcontratación de la política de asilo de la UE esta más avanzada que en cualquier otra región”, escribe Popp, que añade que “aparentemente, Bruselas espera que este sistema conduzca a una reducción del número de demandantes de asilo en Europa, sin llamar demasiado la atención”. Pero ya en 2010, la ONG Observatorio de Derechos Humanos criticó a la UE “por haber invertido millones de euros con el objetivo de desplazar los flujos de inmigración lejos de Europa, y hacia Ucrania, sin proporcionar las medidas suficientes para asegurar un trato humano de aquellos refugiados adoptados.

“Aquí no hay democracia”
Según el testimonio de Hasan Hirsi, los refugiados en Ucrania son tratados de manera inhumana. Uno de los campos de retención donde él fue internado, en Pavichno, era, por ejemplo, conocido como el “Guantánamo del Este”. En estos campos, los inmigrantes vivían en habitaciones oscuras y sin calefacción, además los vigilantes les impedían el uso de los baños. Muchos refugiados orinaban en botellas o en el suelo. Tampoco recibían nada de comer durante horas. ‘Estábamos encerrados como animales’, afirma Hirsi.” Durante los interrogatorios, los agentes golpeaban a los inmigrantes y les realizaban descargar eléctricas. Según Hirsi, uno de ellos dijo que “ahora estáis en Ucrania, no en Alemania, ni en Inglaterra. Aquí no hay democracia”.

Lo dicho por Hirsi coincide con otros numerosos informes y testimonios. Según el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados(HCR), la detención de los inmigrantes en Ucrania viola la Convención Europea de los Derechos del Hombre. El temor es que el trato a los inmigrantes pueda incluso empeorar, debido a la crisis actual en Ucrania. Lo hace notar el representante del HCR: “el Gobierno de Kiev está totalmente desbordado con la gestión y la protección de los refugiados internos, que son casi un millón.[…] De hecho, no está en condiciones de ocuparse también de las demandas de asilo”.

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