Una moción presentada el 17 de julio por los socialdemócratas pidiendo la disolución de la Cámara Baja del Parlamento checo, fue rechazada por los diputados, haciendo improbable la celebración de elecciones antes de las ya programadas para la primavera de 2014, escribe Lidové noviny.
A pesar de haber sido rechazada en el poder tras la dimisión del primer ministro Petr Necas por un escándalo de corrupción, la coalición de centro-derecha del Partido Democrático Cívico (ODS), TOP09 y LIDEM sigue presionando sustituir al actual Gobierno provisional, insistiendo en que tienen el apoyo de 101 diputados, suficiente para tener la mayoría parlamentaria.
El Parlamento debería dar un voto de confianza al Gobierno actual, encabezado por Jiri Rusnok, en las próximas tres semanas. Si pierde este voto, algo que parece posible, el presidente debería elegir un nuevo primer ministro.