El primer ministro luso, Pedro Passos Coelho (dcha.), y el viceprimer ministro, Paulo Portas (izda.), en el Parlamento el 12 de julio.

La comedia de los partidos

La reciente superación de la crisis política no mejora la situación económica lusa. Es más, Jornal De Negocios critica que la irresponsabilidad de los grandes partidos excluirá aún más a los ciudadanos del debate sobre su futuro.

Publicado en 25 julio 2013 a las 11:45
El primer ministro luso, Pedro Passos Coelho (dcha.), y el viceprimer ministro, Paulo Portas (izda.), en el Parlamento el 12 de julio.

Se oye decir cosas, se leen artículos, y parece que de nuevo todo va bien. A decir verdad, de nuevo todo va mal. Sin duda, el humorista gráfico italiano Altan ha dado con la síntesis perfecta al dibujar dos cerdos encorbatados que comentan la situación. Dice uno: "Esta crisis va a durar". El otro responde: "Por fin un poco de estabilidad".

Cuando llevamos tanto tiempo sumergidos, ya no estamos en crisis, estamos "en la situación". Y de nuevo todo va mal porque la crisis política de este extraño mes de julio se superpone a la emergencia en que vivimos. Es un poquito desesperante ver que los análisis internos y externos de los partidos se centran en el quién-pierde-quién-gana de las últimas semanas, como si hablásemos de otra cosa que no fuera la amenaza de un segundo plan de rescate.

[[La comedia tiene más audiencia que la tragedia. En estas palabras no hay moralismo alguno, solo asombro]]. A fin de cuentas, el mundo parece que siente más curiosidad por el nombre de pila del bebé Middleton que por comprender la quiebra de una ciudad donde la mitad del alumbrado eléctrico no funciona, dos de cada tres ambulancias no circulan, una ciudad donde más de 80.000 edificios están abandonados, 40.000 corren el riesgo de hundirse, y los jubilados, de perder sus pensiones. Esa ciudad no se encuentra en el fin del mundo, es Detroit, conoció la gloria y se encuentra en Estados Unidos, Estado que, sin embargo, ha tenido hasta ahora un presupuesto y una política federales.

Negación e incompetencia

El "compromiso de salvación nacional" estaba abocado al fracaso, más por la actitud nefasta de los partidos que por la de sus líderes. Esta inercia militante es lo impresionante. Hay una especie de anacronismo intelectual en los partidos, que hablan de un país que no parece el nuestro sino el suyo, que se refieren a la deuda como si no existiese y al dinero como si lo tuviésemos. La incompetencia de la derecha es absurda; la negación de la izquierda, arrogante. Y ahí se incluye lo que se refiere a los acreedores, con los que hay que negociar en vez de plantarles cara. Según los sondeos, los portugueses no quieren elecciones, quieren un Gobierno. El desfase entre los partidos y la población parece crecer. Malas noticias para la democracia.

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En los últimos días se han creado o difundido varios mitos.

"La troika va a conceder más tiempo, lo demás son patrañas". Es verdad, no cabe duda, pero no tanto como se querría. La flexibilización del déficit de 2014 a un 4,5% o un 5% no nos pone a salvo de la austeridad y agrava la deuda pública, que llega a un escandaloso 127% de PIB. La coalición que se rompió por la austeridad, ¿va a aprobar más recortes?

"La situación política no ha cambiado". No es verdad. Los liderazgos han sufrido una sacudida: el secretario general del partido socialista, José Seguro, es el que más ha perdido, el presidente de la República, Cavaco e Silva, tiene razón cuando dice que el tiempo se la dará, el primer ministro, Passos Coelho, parece estar de acuerdo. A fin de cuentas, Paulo Portas (miembro de la coalición) ha tenido que tragarse su agresividad, pero ha ganado poder.

Un planeta imaginario

"Un segundo plan de rescate es inevitable, se le dé el nombre que se le dé".Se ha escrito mil veces: Portugal necesita apoyo para después de 2015, pues es poco probable que los mercados nos financien a unos tipos soportables. Una deuda pública del 127% no se paga con una economía que no crece. [[Pero un programa preventivo no es lo mismo (¡no lo es!) que un segundo plan de rescate]], que es la amenaza más fuerte a la que nos enfrentamos.

"Los mercados ya se han calmado". Ya veremos. Solo cuando Portugal proceda a una nueva emisión de deuda mediremos el impacto final de esta crisis política. Pues es solo en ese momento cuando los inversores que tienen "dinero de verdad" toman las decisiones, en el mercado primario.

"Viene el crecimiento". ¡Dios os oiga! Eso es lo que "el nuevo" Gobierno, dirigido por el CDS [el Centro Democrático Social, derecha], promete. El dúo Portas [viceprimer ministro]- Pires de Lima [nuevo ministro de Finanzas] va a tener que aprender a nadar en aguas revueltas para lograrlo.

"Esta situación no tiene salida". Tampoco es verdad. Las soluciones siempre han sido el resultado de una mezcla de medidas, en Portugal como en Europa. Falta Europa, que sin embargo avanza.

El país se divide entre la austeridad y el crecimiento, incluso sus economistas se dividen entre ellas. Pero de la austeridad no cabe duda, aunque sea dosificable; del crecimiento, sí. En este tiempo se va a asistir a nuevos recortes del presupuesto, no hay que poner en tela de juicio las evaluaciones de la troika (la séptima ha estado en vilo), necesitamos tiempo..., y no ver a los partidos exiliarse en un planeta imaginario donde no viven personas, sino imágenes solo.

En ajedrez, la palabra zugzwang se refiere a una situación en la que el equilibrio entre los dos jugadores desaparece en la jugada siguiente en perjuicio del que mueve pieza: el que juega, pierde o se encuentra en una situación peor que la de su adversario. Zugzwang es una palabra alemana. Los partidos son portugueses, prefieren jugar. Prefieren perderlo todo. Si bien el que pierdan no es más que una historia entre ellos en la que no estamos incluidos. De la que hasta se nos ha excluido.

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