Tres camareros montaron un ‘estudio de grabación’ en tres restaurantes de Varsovia frecuentados por políticos y hombres de negocios, escribe Gazeta Wyborcza. Los conspiradores grabaron las conversaciones de sus influyentes clientes durante más de un año antes de vendérselas a hombres de negocios. De manera incierta, alguien se hizo con las grabaciones ilegales y se las proporcionó al semanario Wprost, que publicó algunas de las mismas la semana pasada, desatando un escándalo nacional y demandas de dimisión del primer ministro Donald Tusk.
En la última rueda de conversaciones facilitada por la publicación, el ministro polaco de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski le comenta la ministro de Finanzas, Jacek Rostowski, que la alianza polaco-nortemericana ‘no vale nada’ y critica al Gobierno de Tusk por ‘hacer sexo oral’ a los Estados Unidos.
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