Slavoj Zizek

“La gran amenaza para Europa es su propia inercia, apatía y relativismo general”

Publicado en 16 abril 2015 a las 15:27

En una entrevista para la revista alemana Der Spiegel, Slavoj Zizek, filósofo esloveno de clara tendencia izquierdista, considera que muchos de los problemas del continente se deben a la propia inercia de Europa.

Zizek declara no ser un estúpido. “Soy comunista a falta de algo mejor, más allá de lo desesperada que pueda ser la situación en Europa”. Para el filósofo, la crisis no es sólo una cuestión de si aceptar o no el capitalismo, sino la de ir a la esencia de lo que es la democracia occidental. No es posible, por lo tanto, “una vuelta al comunismo.”

Para el esloveno, los cuatro desafíos principales del sistema capitalista globalizado son: el cambio climático, las obvias consecuencias de la investigación en biogenética, la perdida de la auto-regulación de los mercados financieros y el aumento del número de personas marginadas por la sociedad. Para él, “sólo una izquierda renovada será capaz de salvaguardar los valores centrales de la democracia liberal”. “Si la izquierda pierde esta oportunidad, el peligro de un nuevo fascismo o autoritarismo crece”.

Sin embargo, para Zizek, la respuesta al fundamentalismo religioso, al populismo de derechas y al nacionalismo no supone ya ni inclusión ni tolerancia, sino una nueva cultura dominante que establece nuevos límites. Esta “cultura dirigente” en Europa supondría la universalidad de la Ilustración. Continúa diciendo que hay un punto tras el cual la coexistencia cultural dejar de ser posible.

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“La gran amenaza para Europa es su propia inercia, el abandonarse en un cultura de apatía y relativismo general”, dice, e insinúa que existe en el continente un sentimiento de culpabilidad que produce una tolerancia de carácter multicultural. Para el esloveno, “se crea un problema explosivo cuando dos grupos étnicos o religiosos viven juntos en vecindad, llevando, sin embargo, formas de vida irreconciliables, lo que hace que perciban las críticas a sus religiones o formas de vida como ataques a su propia identidad”.

Pero Zizek defiende a Europa, definiéndose a sí mismo como un “eurocentrista de izquierdas”

Estoy convencido de es ahora cuando necesitamos a Europa más que nunca. Imagínese un mundo sin Europa: restarían dos polos. Por una parte, los Estados Unidos con su neo-liberalismo salvaje; por la otra el así denominado capitalismo asiático con sus estructuras políticas autoritarias. En medio, la Rusia de Putin con su deseo de expandirse. Perderíamos la parte más valiosa del legado europeo, en la cual la democracia se compromete con la libertad y la acción colectiva, y sin la cual la igualdad y la justicia no serían posibles.

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