El 17 de julio, un Boeing 777 de Malaysia Airlines, en ruta de Ámsterdam a Kuala Lampur con 298 pasajeros a bordo, explotó mientras sobrevolaba el este de Ucrania a 10.000 metros de altura y se estrelló cerca de la frontera rusa.
Los servicios de inteligencia norteamericanos han confirmado que el avión fue derribado por un misil tierra-aire, mientras el Gobierno ucraniano y los rebeldes prorrusos se echan la culpa mutuamente del desastre. Entre los pasajeros había 154 ciudadanos holandeses, lo que hace del accidente “el mayor accidente aéreo de la historia de Holanda”, escribe De Telegraaf.
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