¿El miedo nos puede impedir luchar contra el cambio climático? En The Guardian, Damian Carrington preguntó a 380 de los principales científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) qué pensaban con respecto al futuro y los resultados revelaron que estaban aterrorizados, pero decididos a seguir luchando.
“A veces, es imposible no sentir desesperación y abatimiento”, comentaba la científica climática Ruth Cerezo-Mota. Sin embargo, al investigador Henri Waisman, del instituto de investigación sobre políticas DDRI en Francia, le ayudaron dos cosas: “Recordar lo mucho que se ha avanzado desde que empecé a trabajar en este asunto en 2005 y que cada décima de grado importa mucho: eso significa que continuar luchando sigue siendo útil”.
Christiana Figueres, directora de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2010 a 2016, contestó unos días después al respecto. “El sentimiento de desesperación es comprensible, pero nos resta capacidad de acción, nos hace vulnerables a la desinformación y obstaculiza la colaboración radical que necesitamos”, escribió Figueres. “La duda nos impide actuar con valentía”.
Si bien los científicos del IPCC no son pesimistas climáticos, sus respuestas a la encuesta exponen los riesgos del “fatalismo climático”. Entonces, ¿qué podemos hacer? En SustainableViews, Michael Mann y Katharine Hayhoe exponen que “el antídoto para el fatalismo es la acción”. Los autores del artículo hacen que parezca pan comido: “Tenemos lo que necesitamos para reducir las emisiones. Nuestras barreras son totalmente políticas y económicas y esos obstáculos se pueden superar”.
Dicho esto, ¿está listo para votar? Las elecciones de la UE tendrán lugar en los 27 Estados miembros en menos de dos semanas (si necesita información al respecto, no se preocupe: tenemos lo que necesita).
Como en todas las campañas electorales, la información desempeña una función clave. Impulsados por el sector de los combustibles fósiles, grupos de derecha y agentes estatales como Rusia, se han propagado en redes sociales intensos ataques de desinformación contra el Pacto Verde de la UE, el paquete de medidas para lograr la neutralidad climática en 2050. Entre las afirmaciones falsas se incluye la insinuación de que la UE está imponiendo “pasaportes de carbono” y prohibiendo reparaciones en vehículos más antiguos. Los expertos entrevistados en Euractiv abogan por repolitizar el discurso para luchar eficazmente contra la desinformación.
Con el aumento de la influencia de la derecha y la extrema derecha en la política europea que amenaza los progresos realizados en aspectos como la acción climática y la protección del medio ambiente, en un debate entre las eurodiputadas francesas de izquierdas Manon Aubry, Aurore Lalucq y Marie Toussaint se exploran estrategias para contrarrestar esta tendencia. En Alternatives Economiques exponen cómo “la izquierda” puede unirse y ampliar su influencia sin renunciar a sus objetivos sociales y medioambientales.
Toussaint, que también es la principal candidata de los Verdes, en una conversación con Justine Guitton-Boussion para Reporterre, destaca los importantes retrocesos medioambientales en Bruselas. Esta abogada de formación y política en ejercicio, se declara preparada para el “combate del siglo”: la ecología.
También es hora de hacer balance de lo que se ha hecho en la pasada legislatura.
Por ejemplo, las normativas de la UE cuyo fin es frenar la contaminación por nutrientes se han criticado por ser insuficientes. A pesar de estrategias como Biodiversidad y De la Granja a la Mesa (Farm to Fork) en el marco del Pacto Verde, que pretenden reducir las pérdidas de nutrientes en un 50 % y el uso de fertilizantes en un 20 % para 2030, los expertos entrevistados por Marcello Rossi y Davide Mancini en EUObserver sostienen que no se podrán lograr estos objetivos sin políticas más estrictas y una mejor aplicación de las normas. De hecho, la contaminación por nutrientes, que procede sobre todo de la agricultura intensiva, amenaza ya a las masas de agua europeas con problemas como la proliferación de algas y la eutrofización, que afectan tanto a los ecosistemas como a la salud humana.
Pero los grandes organismos industriales no suelen estar contentos cuando se trata de cambiar su forma de hacer negocios. Por este motivo, para defender los intereses de sus votantes, grupos como el PPE de centro derecha y el Renew Europe liberal abogan por una mentalidad totalmente distinta después de junio. Defienden un “Pacto Industrial Verde”, anteponen los problemas económicos y sociales a las estrategias medioambientales y exigen menos regulación de Bruselas. En concreto, el PPE lleva desde el año pasado oponiéndose enérgicamente a las políticas climáticas y medioambientales; un ejemplo de ello es el proyecto de ley de la UE para restablecer ecosistemas conocido como la Ley de Restauración de la Naturaleza. Los diputados de derecha del Parlamento Europeo afirmaron que suponía una amenaza para la economía y la competitividad internacional de la UE. Por otro lado, los grupos de izquierda y verdes intentan destacar los beneficios de proteger la naturaleza, incluso para sectores como la agricultura. EUNews ha comparado los distintos programas políticos y ha analizado cómo podría ser una Europa competitiva.
Por último, el acceso al Gobierno del Movimiento Campesino-Ciudadano holandés (BBB, populismo de derecha) con Geert Wilders supone un cambio fundamental que podría afectar a las políticas de la UE. Wilders es el tipo de persona que habla de “histeria climática” y expone que la raíz de todos los problemas son los solicitantes de asilo. Si quiere tener una mejor idea de este personaje, lea esta columna irónica (aunque preocupante) de Thijs Broer para Vn.
En otro orden de cosas, en mayo se publicó un interesante artículo periodístico sobre el estado del medio ambiente en la UE.
Elisabetta Tola, de la Universidad de Padua, combinó bibliografía científica, datos de satélite e informes sobre el terreno para identificar algunos de los humedales italianos más degradados o que aún son desconocidos.
Jairo Marcos y Ana Muñoz, de ElDiario.es, viajaron a la población española de Montánchez, donde los ciudadanos tumbaron a un megaproyecto eólico y ahora democratizan su propia energía.
Ioana Moldoveanu y Daniel Bojin, en el portal rumano Rise Project, investigaron fondos blanqueados por la mafia que implican a clanes ilegales, dos empresas energéticas rumanas y microcentrales hidroeléctricas.
Tom Brown y Christina Last, en Follow the Money, arrojan luz sobre cómo las empresas petroleras y de gas ocultan sus verdaderas emisiones con nueva tecnología que podría dificultar su seguimiento.
Georgia Anagnou, de Salomon, se reunió con habitantes de Palamas (Grecia) que están luchando legalmente contra la confiscación de sus tierras altamente productivas para instalar parques solares, por temor a los efectos adversos sobre la agricultura.
Y, por último, un poco de autopromoción: Mimesis ha publicado A Fuoco (En llamas), un libro que recopila las contribuciones de 18 periodistas (entre los que me incluyo) que participaron primero en el boletín de noticias A Fuoco, con la ayuda de los proyectos italianos de colaboración Pagella Politica, Facta.news y Slow News. En él se tratan asuntos variados, desde cadenas de alimentación hasta inmigración e intentamos con ello desmentir noticias falsas y mitos sobre el cambio climático y la política que lo rodea.
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