Una se veía venir desde hace tiempo. La segunda, al otro lado del Canal de la Mancha, fue inesperada. En el espacio de unos pocos días, dos de las principales democracias europeas han presenciado la victoria de las izquierdas en las elecciones.
En el Reino Unido, el Partido Laboralista de Keir Starmer ha vuelto al gobierno con una enorme mayoría en la Cámara de los Comunes (411 escaños, de 650) después de haber pasado 14 años en la oposición. En Francia, al final de la segunda vuelta de las legislativas, el Nuevo Frente Popular (NFP) cuyo abanico cubre desde Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon (izquierda) a los socialistas pasando por los Verdes y los Comunistas, se ha impuesto como primer grupo en la nueva Asamblea Nacional con 182 escaños (de 577).
Sobre el papel, estos resultados parecen ser una buena noticia para la Unión Europea. Keir Starmer, que había votado por la permanencia del Reino Unido dentro de la UE en 2016, ha indicado inmediatamente que buscará la forma de entablar un diálogo con Bruselas para suavizar las relaciones después del Brexit.
Además, ha puesto fin inmediatamente al “Plan Ruanda” para la expulsión de los solicitantes de asilo que, de alguna manera, había servido de inspiración a la presidenta del Consejo italiano Giorgia Meloni, quien ahora intenta abrir centros de acogida y de retención en Albania y que la UE parece estar en disposición de respaldar como instrumento de gestión del fenómeno migratorio.
Del lado francés, el éxito del NFP se debe a la formación de un frente republicano que, gracias a la retirada de los centristas, la derecha y la izquierda en la segunda vuelta de las elecciones, impidió a la extrema derecha de Marine Le Pen y Jordan Bardella conseguir la mayoría en el Parlamento (sólo 143 diputados a pesar de haber conseguido un 33 % de los votos en la primera vuelta) y acceder al poder. El programa de la Agrupación Nacional, que preveía, entre otras cosas, la primacía del derecho nacional sobre el derecho europeo y el cuestionamiento de la contribución francesa al presupuesto europeo, habría planteado el riesgo de un “Frexit” encubierto. Por no hablar del debilitamiento del apoyo francés y europeo a Ucrania.
Lo cierto es que la victoria de la izquierda en Londres y París no parece que vaya a dar un impulso real al proyecto europeo. Aunque una clara mayoría de británicos considera ahora que el Brexit ha sido un fracaso, el nuevo inquilino de Downing Street no parece dispuesto a reabrir la cuestión del regreso a la familia comunitaria. Keir Starmer tampoco contempla participar en el mercado único o en la unión aduanera, que supondría cumplir las políticas comerciales de la UE.
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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