Cada año desde 2010, el gobierno danés publica una lista de lo que define como “sociedades paralelas” y en la que identifica los barrios sensibles que considera “en riesgo”. Hørgården es un conjunto de bloques de viviendas modernistas acabadas en pizarra gris que está localizado en la parte sur de Sønderbro y que ha formado parte de esta lista controvertida –denominada a veces “la lista de los guetos”– entre 2018 y 2019. Esta clasificación ha dado lugar a un proceso de renovación urbana tendente a transformar el barrio con la participación de sus habitantes.
El éxito de la participación de los habitantes en el proceso de renovación urbana varía de unos a otros barrios. Según Niels Frisch Kjølhol, responsable de la renovación de Hørgården y miembro de la administración técnica y medioambiental de Copenhague, los habitantes del barrio siguen estando escasamente representados en las reuniones de concertación con los vecinos.
Ahmed, de 27 años, vive en Hørgården y ha sido invitado a participar en una de estas reuniones, como los demás habitantes de Sønderbro. Fue a la primera, pero no se involucró mucho después, desanimado por "discusiones burocráticas que daban mil vueltas a todo y discutían sobre si cubrir con césped un pequeño espacio o cambiar la disposición del estacionamiento. Eso no es lo que la gente necesita".
Según la última de las listas publicadas, una “sociedad paralela” queda definida como una zona de viviendas sociales que cuenta al menos con 1000 habitantes, donde la proporción de inmigrantes y de personas originarias de “países no occidentales” supera el 50 % y que cumple dos de los cuatro indicadores relativos al nivel de educación, acceso al empleo, ingresos y criminalidad.
Aunque Hørgården haya sido catalogado como “barrio sensible” en tiempos pasados, ya no figura en la lista de las “sociedades paralelas”; hoy en día cuenta siempre con más de 1000 habitantes y una proporción superior al 30 % de inmigrantes originarios de “países no occidentales”.
Según la legislación danesa se considera “occidental” a todo país que forme parte de la UE así como el Reino Unido, Andorra, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Noruega, San Marino, Suiza, Estado Vaticano, Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Así pues, el continente africano, América Latina, Oriente Medio y Asia son considerados “no occidentales”.
Daniel Tomicic, de 27 años, es un residente en Hørgården que ha participado en algunas de las iniciativas del equipo de renovación de Sønderbro. No oculta sus críticas y su cólera ante la lista que el gobierno danés publica cada año. Según él, se trata claramente de discriminación. “Puedo encontrar un empleo, puedo trabajar, tengo estudios, no cometo delitos de ninguna clase, puedo incluso crear arte si tengo ganas de hacerlo. Esto equivale a decir que estoy en condiciones de elegir la forma en que quiero vivir mi vida, pero mi origen es una cosa con la que nací y que jamás podría cambiar”.
Para Henrik Gutzon Larsen, investigador en política urbanística, es habitual intentar aislar geográficamente un problema y extraer de él lecciones políticas localizadas, porque "es mucho más fácil decir que hay un problema a nivel local que asumir que tenemos un problema en todas partes".
¿Políticas de inclusión o de excepción?
En un proyecto de planificación que data de 2018 titulado “Una Dinamarca sin sociedades paralelas”, el gobierno había propuesto poner en marcha proyectos de renovación urbana para “restaurar esos barrios y hacerlos atractivos con más mezcla social” pero también para “vender algunos de los edificios existentes, proceder a determinadas demoliciones y construir nuevas viviendas privadas”, si esos barrios siguen apareciendo durante cinco años consecutivos en la lista, igualmente con el objetivo de reducir la proporción de viviendas sociales para las familias a un máximo del 40 % conforme a la ley § 168 a.
Para evitar que eso no se produzca, Niels Frisch Kjølholtt explica que: “Nosotros, la ciudadanía, hemos decidido, los políticos han decidido, hacer renovaciones en todos los barrios que aparecían en esa lista, precisamente para tratar de hacerlos salir de ella”.
Según Henrik Gutzon Larsen, “en principio, la renovación urbana puede separarse de la gentrificación, pero en realidad [las dos] suelen estar estrechamente vinculadas y son prácticamente imposibles de separar”. Añade que “si se llegase a introducir un nuevo grupo social, esto podría en cualquier caso provocar la expulsión de los antiguos residentes, por ejemplo, a causa de un aumento de los precios".
“Se construyen viviendas sociales, pero su acceso se dificulta cada vez más a las personas que tienen bajos ingresos”, resume Tomicic, muy enojado. Hace algunos años cuando se mudó a este barrio donde vive solo en un apartamento, tuvo que reunir documentos que acreditaran que estudiaba y que no tenía antecedentes penales. "Nadie se puede instalar ya en el barrio si no tiene todos esos papeles que demuestran que está en regla", dice.
Según Henrik Gutzon Larsen, la retórica utilizada por los partidos de derechas a propósito de la lista de “sociedades paralelas” ha alimentado la hostilidad de la opinión pública a propósito de los barrios de arquitectura modernista que se construyeron durante “la edad de oro” del estado de bienestar danés, resaltando que el 20 % del mercado inmobiliario danés pertenece a arrendadores sociales.
El 21 de marzo de 2023, según el plan de renovación de Hørgården, los residentes del barrio han votado a favor de un proyecto de densificación: la construcción de viviendas privadas, así como de viviendas sociales para personas mayores, generando así una “composición más mixta de la población”. Los “barracones provisionales” que actualmente existen en el barrio serán demolidos. Hoy albergan servicios para niños y adolescentes, así como un "antiguo centro comercial" donde los vecinos disponen de un pequeño mercado, un bar y una pizzería.
Para Henrik Gutzon Larsen, “ese tipo de políticas muy etniciadas, especialmente en lo que concierne a ese tipo de barrio, tiene otro objetivo: deshacerse de viviendas sociales”. El hecho de atribuir problemas extraordinarios a esos barrios permite justificar la retórica de que "deberíamos hacer cosas que antes habrían sido inimaginables, como vender viviendas sociales".
Mohammed trabaja desde hace 20 años en el centro de ocio de Hørgården, donde Daniel y Ahmed se han reencontrado cuando han terminado la escuela. El centro de ocio situado justo al lado del punto limpio, es un espacio que ofrece a los jóvenes de 13 a 18 años un lugar de encuentro después de las clases.
Era por la tarde cuando visité el centro. Era el día de la cena comunitaria; Hassan, el otro trabajador social del centro, que también vive en Hørgården, estaba en la cocina, con su delantal puesto y acompañado por algunos jóvenes. Si lo desean, pueden ayudarle a preparar la cena, lo que les permite no pagar su comida.
El centro de ocio es un "remanso de paz", donde los jóvenes pueden relajarse después de la escuela o durante las vacaciones y, en palabras de Mohammed, "ser ellos mismos". Es también un lugar de orientación social y preparación para la vida adulta. Sobre todo “en un barrio que era y sigue siendo un barrio con problemas, donde la mayoría de los jóvenes deambulan por las calles y hacen cosas que no deberían hacer", afirma Hassan, que trabaja en el centro de ocio desde hace once años.
Si los jóvenes aún no tienen un pasaporte danés, los educadores les ayudan a solicitar un permiso de residencia, un trámite que con el paso de los años se ha vuelto más difícil. También les ayudan a apuntarse a las listas de espera de viviendas sociales, para que puedan disponer de un apartamento a precio asequible. Por último, organizan visitas a determinadas empresas o escuelas, para que los jóvenes se puedan orientar profesionalmente.
Por ahora, Mohammed no está preocupado por los jóvenes que acuden al centro de ocio. Según él, "están en el buen camino, tanto en la escuela como en el trabajo". Practican deportes y "no hay delincuencia ni pandillas". Pero la votación del 21 de marzo de 2023 sobre la venta de esta parte del distrito a 3B, el arrendador social que posee todos los inmuebles de Hørgården y Sundholm Syd, y que es responsable del proyecto de densificación del distrito, ha echado por tierra sus certezas. El resto de educadores, incluidos los mayores como Ahmed y Daniel, también están muy preocupados por el futuro del centro de ocio.
Los edificios con tejados rojos que están justo al lado, esos “barracones provisionales” como los designa el plan de renovación de Hørgården, albergan también instalaciones para los niños y adolescentes.
Tal como dice Mohammed, el barrio es agradable, cerca del centro de la ciudad, con buen servicio de metro y autobuses. Además, “Copenhague no tiene muchos sitios disponibles para poder construir”, reconoce. “Lo han hecho junto al barrio de Urban Planen, también han construido viviendas privadas, por lo que pienso que va a suceder lo mismo aquí. Dentro de 20 años, solo la gente que tenga dinero podrá vivir aquí”, se lamenta.
Según Ahmed, la falta de recursos de las familias del barrio no afecta solamente a padres y madres, sino también a los jóvenes. “La mayor parte son muy pobres y no tienen muchas cosas que hacer en sus casas. Muchos de entre ellos acaban por pasar todo el día fuera. Si se suprimen los terrenos para jugar al fútbol, las áreas de juegos y todo lo demás, pronto se les abandonará a su suerte”.
Abolir las fronteras invisibles
Siempre se le ha dicho a Daniel que no cruce la calle que marca la frontera, real y simbólica, del barrio de Hørgården. Sundholm se puede ver al norte, con los nuevos inmuebles construidos por el arrendador social 3B (Sunholm Syd). A lo lejos, también se pueden contemplar unos impresionantes edificios amarillos de principios del siglo XX y que todavía sirven de centro de acogida para unas 200 o 300 personas sin techo.
“Cuando era más joven, me daba miedo ir allá abajo”, explica, porque “los más viejos del barrio me contaban historias espantosas de los sin techo que vivían en ese barrio y de los toxicómanos con los que se podía tropezar en las calles”. El centro de detención para menores se encuentra igualmente en esta parte del barrio, lo que acentúa según él su “aislamiento y la segregación que sufre”.
Rasmus Anderson, arquitecto responsable del proyecto, explica que para romper el aislamiento de esta parte del barrio, situada cerca de la intersección de Sundholm y Hørgården, el plan de renovación de Sønderbro tiene previsto hacer del lugar “un punto de reencuentro para todo el barrio”.
Según él, esta zona debería incluir a los sin techo que viven en Sundholm, puesto que son “un grupo social muy vulnerable”, pero también los habitantes de Sundholm Syd y de Hørgården, incluso los niños de dos escuelas especializadas situadas en una proximidad inmediata. Aunque admite que se trata de un barrio difícil, resalta que el objetivo es crear “una zona que pueda acoger diferentes usos, sin excluir a ninguno de esos grupos sociales”.
Jørgen se mudó a Sundholm en 2015, cuando el arrendador social 3B puso en marcha el concurso para la adjudicación de las nuevas viviendas construidas cerca de Hørgården, que hoy en día son conocidas como barrio de Sundholm Syd. Desde 2015, 48 familias de origen social más favorecido se han mudado también a ese barrio.
Según Jørgen, los recién llegados eran conscientes de que tendrían que hacer concesiones, porque sabían que la construcción de estas nuevas viviendas tenía por objeto crear una mayor mezcla social con su consiguiente diversidad dentro de un barrio desfavorecido. Así pues, explica que “los sin techo hacen ruido a veces, tienes la cárcel de menores justo al lado y junto a ella los menores vienen a tirar cohetes y bengalas y a gritar en medio de la noche. Esto es un poco molesto, pero así son las cosas. Algunos de nosotros habíamos venido con la idea de que si los antiguos residentes también quisieran hacer algún que otro esfuerzo y dejar de quejarse y de robar, o si se comportaran normalmente, todos podríamos estar satisfechos. Pero ese no es en absoluto el mundo al que nos han lanzado en paracaídas".
Jørgen admite que desde que llegó al barrio en 2015, los diferentes grupos sociales no se relacionan mucho a diario.
En cuanto a Ahmed, él no puede por menos de inquietarse por el aburguesamiento del barrio. Se pregunta, por ejemplo, cuál será el futuro del antiguo granero que se encuentra junto al barrio y que se va a rehabilitar para albergar un nuevo centro cultural: "Sin lugar a dudas va a ser un centro cultural importante que utilizarán personas de fuera del barrio. Nos lo presentarán como un lugar inclusivo y nos dirán que todo el mundo es bienvenido, pero en realidad nadie nos invitará a los eventos [que se organizarán allí]".
Pero no hay motivos para preocuparse, según Rasmus Anderson, quien sostiene que el riesgo de gentrificación está "muy presente en las preocupaciones" del equipo encargado de la renovación.
Sin embargo, Lars Lindegaard Gregersen, asesor artístico de Glimt Amager, una de las organizaciones culturales con sede en Sønderbro, cree que el barrio "podría perfectamente acabar así". Según él, todo depende de las instituciones y de las actividades culturales que se programen, "porque si la programación pretende atraer al resto de la ciudad a Sundholm (aunque se podrían programar perfectamente actividades para los habitantes del barrio), esto podría crear la impresión de que el centro cultural del barrio iba a ser invadido por personas de fuera y más adineradas".
Nos encontramos apenas al comienzo de un proceso de renovación urbana en el distrito de Sønderbro que, no por primera vez, promete romper el aislamiento de una zona desfavorecida. La pregunta sigue siendo: ¿Conseguirá Sønderbro dar ejemplo en materia de integración e inclusión social o se quedará solamente en una mera promesa incumplida?
👉 Artículo original en Gerador
🤝 La publicación de este artículo forma parte del proyecto colaborativo Come Together
Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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