El Gobierno de transición de Jirí Rusnok tendrá que batirse para ganar un voto de confianza en el Parlamento checo el 7 de agosto, con 103 diputados sobre 200 que se preparan a votar contra él, escribe Hospodárské noviny.
Dicho Gobierno fue nombrado por el cada vez más sediento de poder presidente Milos Zeman, después de que el gabinete conservador del primer ministro Petr Necas dimitiera bajo acusaciones de corrupción, abuso de poder e incluso por un asunto sentimental entre el primer ministro y la jefa de su personal.
Rusnok ya ha declarado que podría gobernar el país hasta las elecciones generales de 2014 incluso sin apoyo del Parlamento. Por su parte, la cámara de representación se prepara para limitar el poder gubernamental a través de una enmienda constitucional que únicamente permitiría al gabinete reemplazar al personal al frente de compañías estatales si gana la votación del 7 de agosto. El Gobierno de Rusnok ha lanzado una purga extensiva de personal en instituciones y empresas públicas.