“El Estado impotente”, titula El País. El periodista Andrea Rizzi escribe sobre la dicotomía existente entra la pérdida de poder del Estado y la cada vez mayor influencia de mercados y especuladores. “La crisis financiera evidencia la creciente inadecuación de los poderes nacionales para gestionar los problemas globales”. Es lo que David Held denomina"la paradoja de nuestro tiempo". Superado el comunismo, el nuevo “espectro” que planea sobre Europa son “los mercados financieros; la degeneración de la actividad especulativa; la presunta capacidad de los especuladores para poner patas arriba a Estados miembros de la Unión Europea y hasta el mismísimo euro”. La imagen del “pulso a vida o muerte” entre política y especuladores ha conquistado el centro del debate público y, aún a riesgo de parecer populista, “en su raíz yace un desafío para la autoridad de la institución-Estado”. Pero no sólo los mercados financieros dejan al descubierto los puntos flacos del Estado-nación, sino que “una avalancha de asuntos incontrolables a nivel nacional amenaza la estabilidad de los Estados”, apunta Rizzi.
"En temas como la regulación financiera, el cambio climático o la lucha contra el crimen organizado, el Estado nación se ve sobrepasado por la escala de los problemas", señala Jordi Vaquer i Fanés, director de la Fundación Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona. Esta ineficacia plantea la duda de si las instituciones y la cooperación internacional están adecuadas a nuestro tiempo. Los diversos intereses de los Estados en apariencia dificultan una acción eficaz contra este fenómeno pero, como señala Andrew Hilton, director del Centre for the Study of Financial Innovation, "no es cierto que haya 27 regulaciones financieras en la UE y otras 160 en el mundo", ya que se produce un paulatino proceso de convergencia de éstas.
Regulación financiera
Europa va rezagada
Le Monde comenta el informe realizado por los eurodiputados el 6 de julio, con respecto a la votación sobre la reforma de la supervisión financiera. El Parlamento desea "reforzar los poderes de las distintas agencias europeas encargadas de controlar los bancos, las aseguradoras y los mercados bursátiles", mientras que, por su parte, los Estados miembros no comparten la misma opinión. "A Reino Unido, Francia y Alemania, entre otros, ya les costó establecer un compromiso en diciembre de 2009, puesto en tela de juicio por los cuatro principales grupos políticos, tanto de la derecha como de la izquierda", recuerda Le Monde, para el que "este pulso ilustra la dificultad de los Veintisiete para concretar su posición sobre la regulación financiera".
"Solo algunas iniciativas han llegado a buen puerto", constata el diario parisino: el 7 de julio, los eurodiputados acordaron el principio de una limitación más estricta de las bonificaciones destinadas a los directivos de los bancos y los brokers. Por otro lado, desde diciembre de 2009, las agencias de calificación deben registrarse en Europa. Para Le Monde, esta labor "sufrió un largo periodo de transición en Bruselas: las elecciones europeas en junio de 2009 y la formación de la Comisión, que no se produjo antes de enero de 2010, permitieron redistribuir las cartas en beneficio de los reguladores, lo que también ha retrasado el proceso de la toma de decisiones".