Foto : www.mediaterre.org

A los suecos no les basta con que sea Bio

Suecia será el primer país europeo que imponga nuevos criterios ecológicos para que los productos agrícolas obtengan el sello Bio. A partir de 2012 sólo obtendrán dicha certificación los productos ecológicos cuya cadena de producción sea totalmente sostenible.

Publicado en 14 septiembre 2009 a las 15:08
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El organismo de certificación sueco,[KRAV](http:// http://www.krav.se/System/Spraklankar/In-English/KRAV-/BY-LINE), anunció recientemente que a partir de 2012 los agricultores ecológicos del país deberán cumplir una serie de reglas muy estrictas para obtener la consideración Bio. Entre otras cosas, deberán combatir la utilización de productos químicos en los cultivos, utilizar energía verde para que funcionen los tractores, limitar las emisiones de nitrógeno cuando se abonen los campos y reducir considerablemente el consumo de energía necesario para cada producto. En 2012 los agricultores también tendrán que empezar a presentar proyectos para abastecer sus granjas con fuentes de energía sostenibles a partir del 2015.

La diligencia de la entidad sueca es asombrosa. Su homólogo holandés, Biologica, sólo aspira a la erradicación del uso de combustibles fósiles en las producciones ecológicas en el año 2020. “Los productos ecológicos no son la solución definitiva”, comenta por teléfono desde Upsala Johan Cejie, responsable de las normativas del KRAV. “Hay que llegar un poco más lejos porque el problema del clima exige una actuación inmediata. Es decir, hay que hacer algo todavía mejor que la producción ecológica.” Cejie admite que en el seno de su organización existe cierta controversia y que la imposición de normas más estrictas no es plato de buen gusto para todos los agricultores. “Pero cada vez más consumidores suecos exigen que el trabajo en las granjas y el transporte de los productos se realicen de forma sostenible.”

Kilómetros alimentarios

Los "kilómetros alimentarios" [en inglés: “Food Miles”] son un tema espinoso en el sector de la producción ecológica. Los fundamentalistas prefieren las manzanas orgánicas de Argentina a las manzanas no orgánicas de la región de Betuwe [huerta de los Países Bajos]. Los realistas, por otro lado, consideran que eso es llegar demasiado lejos. Les parece inaceptable que se importen productos ecológicos de países lejanos en avión cuando no tan lejos existe una producción similar elaborada de forma sostenible. Cejie no obstante les pone un pero a estos kilómetros alimentarios: “Es un tema complicado porque también hay que tener en cuenta consideraciones sociales. Si prescindimos del transporte en avión perjudicamos a pequeños agricultores de países en vías de desarrollo que accedían a un mercado con medios financieros suficientes para consumir sus productos ecológicos”.

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Los grandes actores de la cadena alimentaria también tienen un papel importante. El año pasado, en un intento de limitar los kilómetros alimentarios de los productos ecológicos, la organización ecológica británica [Soil Association](http:// http://www.soilassociation.org/) anunció que los productos importados en avión no podían obtener la clasificación Bio. Pero, debido a la presión de cadenas de supermercados como Sainsbury’s y Waitrose, que comercializan una gran variedad de productos alimenticios ecológicos, la organización se echó para atrás a principios de este año. Los supermercados afirman que los productos locales, sobre todos los que se cultivan en invernaderos, provocan más emisiones de CO2 que los productos cultivados al aire libre en países más alejados. Por eso, dice Cejie, los suecos no se preocupan tanto por los kilómetros alimentarios y sí por la cantidad de CO2 emitida durante la producción de los alimentos.

Los suecos están dando ejemplo en Europa con este enfoque pero, ¿por qué los Países Bajos van a ponerse manos a la obra ocho años después? Cejie cree que los intereses económicos tienen mucho que ver: “El negocio de los productos ecológicos en los Países Bajos es muy importante y por lo tanto cada incremento del coste de producción tiene un gran impacto. De todas formas hay que admitir que Suecia cuenta con ventaja porque dispone de cuantiosa energía verde en forma de energía hidráulica y bosques. En los Países Bajos la única energía que pueden utilizar en los invernaderos es el gas. Y no podemos olvidarnos del consumidor sueco, que parece ser bastante más exigente que el holandés”.

“Una actitud menos liberal sería de agradecer”

Mari Marinussen, del Departamento de Conocimiento e Innovación de Biologica, confirma la teoría sueca de que las condiciones económicas han determinado la postura adoptada por los holandeses. “El último objetivo que nos hemos planteado es que de aquí a 2020 nuestras acciones sean inocuas en el plano climático. También nos esforzaremos por utilizar cuanto menos combustible fósil sea posible. Todo esto tiene que ser viable económicamente.”

Los agricultores ecológicos no tendrán obligación de utilizar energía verde en sus explotaciones, comenta Marinussen. “El tema de los kilómetros alimentarios es muy delicado. De momento nosotros no aplicamos un sistema de certificaciones y si nos comparamos con Suecia puede parecer una muestra de falta de iniciativa. Los suecos son muy ambiciosos, pero si nos fijamos en otros países vecinos, los que marcamos las pautas somos nosotros. Estamos trabajando para favorecer las energías sostenibles. En cualquier caso no estaría mal que el Gobierno diese subvenciones para echar una mano. Una actitud un poco menos liberal sería de agradecer.”

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PARADOJA

Según Bruselas, comer alimentos locales es contrario a la competencia

“No coma tanta ternera”, “Escoja productos locales” o “Coma las bayas de su jardín antes que plátanos”: estos consejos bienintencionados sobre los principios de una alimentación sana y respetuosa con el medio ambiente emitidos por la autoridad agroalimentaria sueca (Livsmedelsverket) no han sentado bien en la Unión Europea.Según Tageszeitung, la Comisión considera que estas recomendaciones atentan contra el libre mercado de productos y servicios. “Ciertamente Bruselas ya se pronunció en el pasado contra campañas del tipo “Buy British” [Compre productos británicos]. Sin embargo, en aquel caso no existían las mismas preocupaciones climáticas y medioambientales de fondo”, comenta el periódico berlinés. Por otro lado, la respuesta de Bruselas no ha tenido el efecto deseado sino más bien el contrario, pues tal como insiste Tageszeitung “ha dado una publicidad inesperada a los consejos de Estocolmo”. Los ciudadanos no los reciben por correo sino que pueden descargarlos de la página web del organismo, bajo el epígrafe “Propuesta a la Unión Europea para una alimentación compatible con el medio ambiente y la salud”, lo cual es algo que según el periódico “la UE no puede prohibirles a los suecos”.

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