Un hombre ha muerto y 49 personas fueron hospitalizadas tras inhalar humo tóxico liberado cuando un tren que transportaba productos químicos descarriló y ardió en Wetteren (noroeste de Bélgica), el 4 de mayo.
Las causas exactas del accidente todavía no han sido determinadas, aunque el conductor del tren ha admitido que excedía el límite de velocidad permitido.
Un total de 250 personas que viven en un perímetro de 500 metros alrededor del accidente fueron inmediatamente evacuadas y los habitantes de los pueblos cercanos fueron conminados a permanecer en sus domicilios.
Algunas víctimas, entre ellas el fallecido, vivían más allá del perímetro de seguridad y se presume que fueron afectados por el agua utilizada para extinguir el incendio, tras mezclarse con productos químicos tóxicos. Esto ha provocado una fuerte polémica sobre el modo en el que las autoridades gestionaron la situación de crisis.