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Los fondos verdes de Amundi y los mil millones de euros invertidos en empresas de combustibles fósiles

La empresa francesa de gestión de activos realiza inversiones etiquetadas como sostenibles o que favorecen la sostenibilidad social o medioambiental. En realidad, estas inversiones financian a empresas de combustibles fósiles. En los dos últimos años, la empresa ha invertido casi 1500 millones de euros en gigantes de las energías no renovables, según revela una investigación de IrpiMedia y Voxeurop.

Publicado en 24 septiembre 2025

Amundi Investment Solutions, una empresa francesa de gestión de activos, es el primer gestor de activos de Europa y figura entre los diez primeros del mundo, con una cartera que supera los dos billones de dólares. Entre 2024 y principios de 2025, Amundi ha destinado 1100 millones de dólares a inversiones en el sector fósil, a través de fondos “verdes” que respetarían los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza), y que, por lo tanto, deberían favorecer actividades sostenibles y éticas.

Si ampliamos nuestro análisis hasta 2023, el importe total de los fondos definidos como verdes y asignados al sector de los combustibles fósiles asciende a 1700 millones de dólares, según los datos analizados de la plataforma London Stock Exchange Group (LSEG).

Para alcanzar la neutralidad de carbono prevista por el Acuerdo de París de 2015, la Unión Europea se compromete a “situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero”, en línea con los criterios ASG. Estos criterios sirven para analizar los resultados de las empresas, y evaluar las prácticas relativas al medioambiente, la sociedad y la gobernanza, para así determinar su responsabilidad y sostenibilidad. 

Teniendo esto en cuenta, el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR), en vigor desde 2021, divide los fondos financieros en tres categorías: fondos del artículo 6, que no tienen en cuenta ningún parámetro medioambiental; fondos del artículo 8, también conocidos como fondos “verde claro”, que favorecen las características ASG en sus inversiones, pero sin objetivos concretos; y fondos del artículo 9, o fondos “verde oscuro”, que promueven unos objetivos de sostenibilidad claramente definidos.

Sin embargo, los fondos del artículo 8 pueden seguir incluyendo inversiones en empresas vinculadas a los combustibles fósiles. Como la Unión Europea ha introducido normas más estrictas para los fondos del artículo 9, muchos gestores de activos, en lugar de revisar sus inversiones, han optado en los últimos años por cambiar los fondos de color verde oscuro a verde claro para evitar ser sancionados. Según la página web de Amundi, se ha cambiado el nombre a 11 fondos, en base a las directrices europeas aprobadas en mayo de 2024. En seis de estos casos, Amundi ha eliminado la designación “cero neto” o “ASG”.

Tras la publicación de las directrices de la UE, Amundi cambió los nombres de los fondos y retiró los términos relacionados con la sostenibilidad. Sin embargo, las inversiones en sí no se modificaron y siguieron financiando a empresas punteras del sector de los combustibles fósiles.

Con todo, Amundi sigue promocionando sus inversiones como “responsables”. Si alguien accede a su página web italiana como potencial inversor, la sección dedicada a “invertir con responsabilidad” aparece en la parte superior de la página, junto a los objetivos y temas de inversión.

La empresa francesa afirma estar interesada en “hacer aportaciones positivas para un futuro mejor”, porque “el cambio climático es uno de los mayores retos de nuestro tiempo”. El sitio propone a los inversores, como manera de tomar “medidas urgentes”, marcar la diferencia invirtiendo en las soluciones ASG que ofrece Amundi.

Las empresas 

Hemos hecho un seguimiento de los 38 fondos de Amundi que aún se denominan “sostenibles” en marzo de 2025, pero que, en realidad, invierten en combustibles fósiles. La empresa que recibe más inversiones procedentes de los fondos verdes de Amundi es TotalEnergies, multinacional francesa que figura entre las cuatro primeras petroleras del mundo. TotalEnergies ha recibido un total de 438 millones de dólares de los fondos verdes de Amundi. Es más del triple de lo que Amundi ha invertido en Shell, que ha recibido unos 145 millones de dólares. Le siguen Mitsubishi UFJ Financial Group, con 108 millones; Repsol, con 98 millones; y Exxon Mobil, con 92 millones. El resto se reparte entre empresas como EQT AB y Equinor ASA, que reciben unos 40 millones de dólares; y otras como Inpex Corp y BP PLC, que reciben entre 3 y 8 millones.

Cabe señalar que, según el informe de Carbon Tracker Paris Maligned III, ninguna de estas empresas tiene objetivos de descarbonización que se ajusten al Acuerdo de París.

TotalEnergies

En su último informe de sostenibilidad, TotalEnergies planea conseguir cero emisiones netas para 2050 obteniendo el 25 % de su producción energética de moléculas bajas en carbono (biogás, hidrógeno y combustibles sintéticos), el 50 % de fuentes renovables y el 25 % restante de combustibles fósiles y gas natural licuado (GNL). En 2024, el porcentaje de su producción energética procedente de combustibles fósiles y GNL era del 87 %.

Para alcanzar el 50 % de la producción de electricidad a partir de fuentes renovables, Amundi se apoyará en inversiones en Brasil, país que en el informe de sostenibilidad de la empresa se describe como un “país esencial para la estrategia multienergética de la empresa”. Brasil es, en efecto, un actor fundamental en el suministro de energía. Según un estudio de Rystad Energy publicado en 2024, el país producirá 7 millones de barriles de crudo al día en 2030. Esto representa un aumento del 56 % con respecto a 2023, y casi tres veces más que en 2010.

Según el informe de Rystad Energy, TotalEnergies es la mayor empresa energética en Brasil, con una asociación con Petrobras y Casa dos Ventos desde hace una década. Petrobras es la empresa estatal brasileña de extracción y producción de combustibles fósiles, mientras que Casa dos Ventos es uno de los principales promotores de proyectos de energías renovables de Brasil, especializado principalmente en la generación de energía eólica y solar.

Junto con Petrobras, TotalEnergies invierte en el campo de Mero, un proyecto de extracción de petróleo en varios yacimientos presalinos (situados en las profundidades oceánicas bajo una gruesa capa de sal) frente a la cuenca de Santos, a unos 180 kilómetros de Río de Janeiro. En colaboración con TotalEnergies, Shell y otras petroleras, Petrobras es responsable de la construcción de cuatro plataformas de extracción offshore en los presales, famosos por la calidad y cantidad de la materia prima extraída.


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El proyecto, dividido en cuatro fases (Mero 1, Mero 2, Mero 3, Mero 4) es el principal objetivo de TotalEnergies. El campo Mero 3, una plataforma en alta mar frente a la cuenca de Santos, tiene una capacidad de producción de 180 000 barriles de petróleo al día, frente a los 40 000 de Mero 1, que se inauguró en 2021. El campo Mero 4 empezó la producción el 26 de mayo de este año, con un nivel de producción similar al de Mero 3.

TotalEnergies también ha firmado un acuerdo con Petrobras para implantar la tecnología AUSEA (Airborne Ultralight Spectrometer for Environmental Applications) para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, concretamente las de metano y dióxido de carbono. Se han planteado dudas sobre la sostenibilidad medioambiental de este proyecto. A lo largo de los años se han producido varios incidentes en algunas instalaciones de Petrobras, aunque ninguno ha afectado al proyecto del Campo de Mero.

El incidente más reciente ocurrió el 21 de abril de este año, cuando se produjo un incendio, que lanzó al aire une columna de espeso humo negro, en la plataforma Cherne 1, en la cuenca de Campos. Desde 1972 se han producido ocho accidentes graves en las instalaciones de Petrobras, algunos de los cuales han provocado la muerte de varios trabajadores, así como grandes daños medioambientales. En el año 2000, en la bahía de Guanabara, en el estado de Río de Janeiro, un oleoducto se rompió y provocó un vertido de 1,3 millones de litros de petróleo, lo que dio lugar a una de las catástrofes medioambientales más devastadoras de Brasil.

Shell

El segundo mayor receptor de inversiones verdes gestionadas por Amundi es la empresa británica Shell, con cifras que ascienden a los 145 millones de dólares. Los inversores no considerarían a la empresa de combustibles fósiles una opción obvia para los fondos clasificados como ecológicos.

La empresa anglo-holandesa está inmersa actualmente en un juicio en Londres, en el que dos comunidades ogoni del delta del Níger acusan a la compañía de haber contaminado la zona con vertidos de petróleo entre 1989 y 2020. El veredicto, previsto para octubre de este año, podría reconocer la responsabilidad de la empresa en una de las zonas más contaminadas del mundo. Según la fiscalía, los esfuerzos de limpieza realizados hasta ahora han sido insuficientes.

Shell también se ha enfrentado a nuevas críticas por el impacto medioambiental de sus actividades más recientes. En Nigeria, donde la empresa sigue trabajando en proyectos de remediación, los vertidos de petróleo aumentaron un 122 % entre 2023 y 2024.

Al mismo tiempo, los informes de la empresa indican que se realizaron pruebas ecotoxicológicas en 20 000 especímenes de peces en 2022. Estas pruebas, que forman parte de las prácticas de vigilancia medioambiental y sanitaria, se utilizan para evaluar los posibles riesgos químicos para las personas y el ecosistema. Uno de estos estudios, financiado por Shell, escrito por autores vinculados a la empresa y revisado por sus abogados, concluía que consumir marisco capturado en la zona no plantearía riesgos cancerígenos significativos.

Mientras tanto en 2023, el número de vertebrados utilizados en tests se duplicó con creces, alcanzando los 58 738.

El informe de sostenibilidad 2024 de la empresa reconoce abiertamente que, según la planificación operativa actual, no está en vías de cumplir sus objetivos climáticos para 2050. La estrategia de la empresa se define como un reflejo del rendimiento de la sociedad en su conjunto: si el mundo logra alcanzar cero emisiones netas, Shell también podrá ajustarse a ese objetivo. Sin embargo, si el contexto global resulta ser menos sostenible de lo esperado, existe un “riesgo sustancial” de que la empresa incumpla sus compromisos.

La cuestión de la transparencia

Los cambios en la composición y los criterios de los fondos “sostenibles” no suelen comunicarse a los inversores con transparencia. Con el tiempo, algunos inversores en fondos de Amundi pueden desconocer que empresas como TotalEnergies y Shell se encuentran entre los mayores receptores de capital conseguido por uno de los principales gestores de fondos ASG de Europa.

La decisión de ajustarse a las nuevas directrices de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) mediante la modificación de los nombres de los fondos, en lugar de la revisión de las asignaciones, permite cumplir la normativa vigente sin modificar las estrategias actuales. Esta elección no entra en conflicto con las directrices de la ESMA, pero aplaza la cuestión y retrasa poder conseguir cero emisiones netas para 2050.

A primera vista, en el sitio web de Amundi no queda claro cómo se asignan realmente los fondos sostenibles, a pesar de que son una de las prioridades declaradas por la empresa. El sitio web se centra claramente en el tema de la sostenibilidad. Cuando pedimos información sobre cómo apoyan a las empresas en la transición, Amundi no mencionó los 38 fondos que hemos supervisado y que financian a empresas de combustibles fósiles. Sin embargo, señaló que “el objetivo colectivo de neutralidad en carbono no puede alcanzarse simplemente excluyendo a las empresas del sector energético. Por ello, Amundi acompaña e impulsa su transformación, asegurándose de que aplican una estrategia climática acorde con los objetivos del Acuerdo de París. [...] En concreto, esto se traduce en un diálogo riguroso y continuo con las empresas para animarlas a fijar objetivos ambiciosos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y sensibilizarlas sobre las mejores prácticas en materia de transición medioambiental.” 

Ninguna de las empresas en las que Amundi ha invertido se ajusta actualmente a los objetivos de los Acuerdos de París. Por tanto, es difícil entender cómo la institución financiera francesa les anima y empuja hacia la transición ecológica. 

👉 Este artículo en IrpiMedia.
🤝 Este artículo se ha publicado en colaboración con IrpiMedia; forma parte de la investigación de Voxeurop a las finanzas verdes y se ha producido con el apoyo del fondo European Media Information Fund (EMIF). La responsabilidad de los contenidos financiados por el fondo European Media and Information Fund recae exclusivamente en sus autores y no refleja necesariamente la posición del European Media and Information Fund ni de sus socios, la Fundación Calouste Gulbenkian y el European University Institute.
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