Miles de manifestantes se dieron cita ayer, 6 de diciembre, en las calles de las principales ciudades de Grecia para rendir homenaje a Alexis Grigoropoulos, de 15 años, fallecido hace un año víctima de los disparos de un policía. Para evitar nuevos disturbios como los que se desencadenaron tras su muerte, el nuevo gobierno socialista, que lleva dos meses en el poder, ha optado por una política de “tolerancia cero”, apunta el diario Ta Nea: así, se desplegaron cerca de 10.000 policías en Atenas para cercar a unos 200 jóvenes decididos a sembrar el caos desde la Universidad.
Encargados de velar por la protección de ciudades y ciudadanos, las fuerzas del orden procedieron a un número récord de interrogatorios, titula el diario, según el cual, pese a todo, se destrozaron numerosos escaparates y varios manifestantes y policías resultaron heridos. El rector de la Universidad de Atenas, agredido por los jóvenes, fue hospitalizado de urgencia a consecuencia de una afección cardiaca. Hoy, lunes, se han reanudado las manifestaciones en varias de las ciudades más importantes, marcadas por un clima de tensión.