Norbert Winzen se nos queda mirando con sorpresa cuando le contamos que la empresa de confianza donde tiene contratado su seguro de vida, Allianz, ecoblanquea al principal contaminante alemán, RWE. Winzen afirma que la energética alemana ha hecho de su vida “una verdadera pesadilla” estos últimos años.
Las centrales de carbón de RWE han envenenado el aire que respira, y por si fuera poco, las minas a cielo abierto prácticamente han destruido su granja y su pueblo situados en la Baja Renania, en Renania del Norte-Westfalia. RWE es el segundo proveedor de carbón de Europa y uno de los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el continente.

Además de favorecer el calentamiento climático antropogénico, las actividades fósiles de RWE contaminan el aire, el agua y el suelo. Y afectan gravemente la salud de los 42 millones de personas que viven en un radio de 200 km, incluyendo territorios en Bélgica y los Países Bajos.
Sin embargo, RWE figura en decenas de productos de inversión propuestos por gestores de activos de toda Europa y clasificados dentro de la categoría ASG, un acrónimo que hace referencia a los objetivos ambientales, sociales y de gobernanza.

Estos productos, comúnmente definidos como fondos “verdes”, se rigen por el reglamento europeo sobre la divulgación de finanzas sostenibles (conocido por las siglas SFDR), que impone desde 2021 unas exigencias de transparencia con el fin de desviar el capital privado de las empresas contaminantes hacia empresas sostenibles.
Estudio de caso: “Por un mundo mejor” y “planeta limpio” de Allianz
La oferta de Allianz Benelux contiene un producto denominado For a Better World [Por un mundo mejor]. Como una muñeca rusa, agrupa distintos fondos verdes, y cada cual posee acciones en diferentes empresas. Por lo tanto, comprobar la índole ecológica de un portafolio tan complejo sería bastante engorroso para cualquier inversor privado inexperto. El menú desplegable del sitio web envía a unos documentos con un lenguaje incomprensible copiado de las normas técnicas de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA), sin ninguna mención a las empresas que se beneficiarán de las inversiones.
Uno de los fondos incluidos en Better World, el Clean Planet, invierte en RWE. Este fondo, que como muchos otros, está cómodamente domiciliado en Luxemburgo (donde la fiscalidad y legislación son más flexibles), empezó a invertir en RWE a principios de 2024. Por ello, los rendimientos asociados a la empresa alemana todavía no están disponibles.
El nombre del fondo y su objetivo oficial hacen de este caso un ejemplo perfecto de desinformación sobre las finanzas verdes. Según el sitio web de Allianz, el fondo contribuye a reducir la contaminación del aire, el agua y el suelo, exactamente lo contrario que hace RWE. Pero ¿se informa a los inversores que han comprado este supuesto producto “verde” de Allianz de que están subvencionando el valor bursátil de RWE y de que están obteniendo beneficios por sus actividades contaminantes?
Cuando preguntamos a un consejero de inversión del banco belga Crelan, que actúa como corredor de los fondos de Allianz, si alguno de los fondos incluidos en Better World contenía empresas contaminantes o que utilizaban combustibles fósiles en su portafolio, el corredor respondió con orgullo y negando con la cabeza que “no”. El ecoblanqueo se producía a unos cientos de metros de la Comisión Europea, delante de las narices de quienes decidieron y pusieron en marcha el tambaleante marco legislativo del SFDR.
“No hacemos comentarios sobre empresas individuales”, afirmó un portavoz de Allianz al que preguntaron al respecto. No obstante, precisó que el grupo “quiere apoyar [...] a las empresas que se comprometen con la transición”. Deja entrever que RWE forma parte de al menos la parte ASG del fondo Clean Planet (el 50 % del portafolio), o incluso de la parte completamente sostenible (90 % del portafolio), que debe cumplir las exigencias más estrictas del marco legislativo de la UE (1).
Las autoridades alemanas dan permiso a RWE para contaminar
Norbert Winzen, el propietario de la granja de Keyenberg, no es el único que se sorprendió al enterarse de lo popular que es RWE entre los actores de las finanzas denominadas responsables. Muchos de ellos han trabajado sin descanso para que el campeón alemán del carbón se responsabilice de los efectos nocivos que provocan sus emisiones en el clima y la salud pública. Su iniciativa, Tribunal RWE, es un tribunal informal de justicia ciudadana fundado por el colectivo ATTAC de Colonia. Tan solo en 2016, RWE fue responsable de 1880 muertes prematuras en Alemania y en países vecinos, según un estudio realizado en 2016 por la ONG Climate Action Network, ubicada en Bruselas.
Para justificar sus inversiones en RWE mediante su fondo Clean Planet, Allianz se centra en los controvertidos planes de descarbonización de la empresa. Recordemos que el plan de transición climática de la empresa no cumple con el Acuerdo de París, según evaluaciones independientes (2).

La lentitud de la transición climática de RWE podría causar más muertes prematuras y consecuencias para la salud. “Quemar carbón supone, sin ninguna duda, un crimen climático, y su eliminación progresiva para reducir las emisiones de carbono no siempre es suficiente para salvar vidas, teniendo en cuenta la reticencia que muestra RWE en invertir para seguir reduciendo la contaminación nociva que procede del lignito que quema”, declara a Voxeurop Christian Schaible, responsable de la unidad Contaminación cero en la industria de la ONG European Environmental Bureau, con sede en Bruselas.
Una vez más, las lagunas de la legislación europea sobre las emisiones de la industria dejan en la práctica carta blanca a los grandes contaminantes como RWE para eludir el cumplimiento de obligaciones vinculantes.
De hecho, las empresas tienen la libertad de elegir entre un abanico de tecnologías más o menos eficaces, siempre y cuando no superen los límites de emisiones nacionales. Es lo que hace afirmar a Schaible que “como muchos otros Estados miembros de la UE, Alemania se ha alineado con los niveles de contaminación más elevados autorizados por la ley (los que pueden alcanzarse con las tecnologías menos eficientes previstas por las normas europeas) y no con los que se necesitan para proteger a sus ciudadanos y al medioambiente”.
Nos hemos puesto en contacto con RWE varias veces y mediante distintos canales para obtener un comentario sobre las alegaciones de Schaible. La empresa no ha respondido a nuestras preguntas.
Contaminación “made in RWE”
Según el registro de los contaminantes de la UE, las centrales eléctricas de carbón de RWE representan casi un 75 % de la cantidad total de óxido de nitrógeno (NOx), más de 40 % del mercurio y casi el 25 % del óxido de azufre (SOx) y de las partículas en suspensión (PM) emitidas por todas las instalaciones industriales de Renania del Norte-Westfalia.
En 2022 (último año sobre el que las empresas deben informar a la UE), estas emisiones han vuelto a aumentar ligeramente en comparación con 2020, tras un descenso significativo durante los años anteriores. Esta tendencia al alza la confirma el informe de 2022 sobre los resultados en materia de desarrollo sostenible de RWE, que sin embargo presenta cifras absolutas inferiores y no menciona las emisiones de mercurio. La empresa se ha negado a explicar esta divergencia (3).
La degradación del medioambiente causada por RWE también se extiende a las aguas y al suelo, dos recursos naturales cruciales que el fondo Clean Planet de Allianz se ha comprometido a preservar.
El silencio de Allianz
Nos hemos puesto en contacto con Allianz y compartido los datos que hemos encontrado sobre las repercusiones negativas de RWE. También les hemos preguntado si este tipo de información se ha tenido en cuenta en el marco de sus objetivos ASG y de sus decisiones de inversión. También hemos consultado a la empresa aseguradora si tenía previsto contrastar estas preguntas con RWE para asegurarse de que la empresa respeta los compromisos del fondo. Allianz ha ignorado nuestras preguntas, a pesar de nuestros numerosos recordatorios.
Por su parte, Norbert Winzen decidió romper su silencio sobre el dudoso rendimiento del fondo Clean Planet, del que está sufriendo directamente las consecuencias. En un correo electrónico enviado al departamento de inversiones de Allianz, planteaba la pregunta clave: "RWE seguirá extrayendo lignito a 400 metros de mi casa hasta, al menos, 2030. Veo todos los días cómo la empresa está afectando profundamente al medio ambiente. Entonces, ¿por qué debería invertir en su fondo Clean Planet como inversor que tiene la sostenibilidad como uno de sus principios?".
El gestor del fondo Clean Planet respondió a mediados de noviembre de 2024. Reconoció que las actividades de RWE en el sector del carbón ejercían un impacto negativo, pero destacó que la empresa formaba parte de más 500 fondos de desarrollo sostenible y que las agencias de calificación consideraban su perfil de desarrollo sostenible como “positivo” debido a sus inversiones en energías renovables.
Asimismo, añadió que hacía poco el fondo había vendido sus acciones en RWE, aunque sin aportar pruebas de ello. Hemos pedido al servicio de comunicación de Allianz de confirmar esta información, pero no hemos recibido respuesta. Según el informe de accionistas más reciente, que obtuvimos de la empresa de investigación financiera Morningstar, a 30 de septiembre de 2024, el fondo seguía en posesión de más de 10 360 acciones de RWE, 1100 más que en marzo.
Stefano Valentino está becado por el Bertha Challenge Fellow 2024.
Este artículo forma parte de la investigación coordinada por Voxeurop y European Investigative Collaborations con el apoyo de Bertha Challenge fellowship. Con la contribución de Alef Ferreira Lopez, asistente de análisis de datos, doctorando en Económicas por la Universidad Federal de Minas Gerais
Notas
1) El vínculo entre la transición energética y el aire limpio en los objetivos de Clean Planet se deriva de las siguientes afirmaciones combinadas:
El fondo invierte al menos el 90 % de sus activos en acciones de empresas internacionales que ofrecen productos o soluciones que ayudan a afrontar los retos asociados a las tres dimensiones de un medioambiente limpio (aire puro, tierra limpia, agua limpia).
Documento de información clave sobre los fondos
Las empresas comprometidas con el medioambiente limpio son aquellas que ofrecen productos y/o servicios que contribuyen activamente a mejorar los retos relacionados con las tres dimensiones clave de un medioambiente limpio, que incluyen los temas centrales de (i) tierra limpia, (ii) transición energética y (iii) agua limpia.
3) Estudios relevantes
https://www.climateaction100.org/company/rwe-aktiengesellschaft/#skeletabsPanel2
https://www.worldbenchmarkingalliance.org/publication/electric-utilities/companies/rwe
https://www.clientearth.org/projects/the-greenwashing-files/rwe
3) Un estudio publicado este año demuestra que el riesgo de muerte por inhalación de partículas procedentes de centrales eléctricas de carbón es 2,1 veces superior al de otras fuentes. Las investigaciones también demuestran que los óxidos de nitrógeno y azufre y las partículas causan enfermedades respiratorias y cardiovasculares, mientras que el mercurio provoca daños cerebrales en fetos humanos y niños. El óxido de nitrógeno también contribuye a la acidificación del agua y el suelo, con efectos negativos sobre la biodiversidad, y aumenta la formación de partículas secundarias (PM) y ozono (NO2, otro compuesto nocivo).
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Desde la década de 1980 y la financiarización de la economía, los actores financieros nos han mostrado que los vacíos legales esconden una oportunidad a corto plazo. ¿Cómo terminan los inversores ecológicos financiando a las grandes petroleras? ¿Qué papel puede desempeñar la prensa? Hemos hablado de todo esto y más con nuestros investigadores Stefano Valentino y Giorgio Michalopoulos, que desentrañan para Voxeurop el lado oscuro de las finanzas verdes; hazaña por la que han sido recompensados varias veces.
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