La proximidad del invierno “recuerda a todo el mundo que el presidente ruso Vladimir Putin todavía maneja las cartas en lo que se refiere al suministro del gas”, escribe el periodista económico Liam Halligan en The Spectator. ¿Cómo se resolverán las tensiones entre Rusia y la Unión Europea ahora que se acerca la época de frío?
EUobserver informa de que un “stress test” de la Comisión Europea publicado el 16 de octubre muestra que “Bulgaria y Finlandia podrían sufrir recortes en el suministro de gas del 100%, mientras que en el caso de Estonia sería del 73%” si Moscú decidiera bloquear el suministro, y que Lituania, Hungría, Rumanía, Polonia, Grecia, Eslovaquia, Letonia y Croacia también se verían afectadas. En todo caso, la UE insiste en que la situación es menos preocupante de lo que parece, pues el continente podría recurrir a
utilizar los contenedores de gas (actualmente al 90% de su capacidad en la mayoría de Europa); usar los interconectores para desplazar el gas dentro de la UE; comprar más gas líquido en los mercados mundiales; aumentar las importaciones de Noruega; y cambiar a otros combustibles, como la biomasa.
Pero el invierno podría tener otro impacto en el país en el centro de la beligerancia. Si el comisario de Energía, Günther Oettinger, como señala EUobserver, se muestra “optimista” en cuanto a las posibilidades de que Rusia y Ucrania alcancen un acuerdo sobre los precios del gas, The Spectator señala que el último está haciendo frente a un “hundimiento financiero” —
En junio, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo apuntó que el PIB de Ucrania se reducirá en un 7% este año. El pasado mes las previsiones empeoraron hasta un 9%, con el BERD avisando de “formidables dificultades” si el suministro de energía de Rusia no fuera completamente restablecido antes del invierno. Gazprom generalmente suministra más de la mitad del gas de Ucrania, que está fuertemente subsidiado
Con la eurozona en problemas una vez más, y considerando que las sanciones por la crisis política en Ucrania han llevado a la economía alemana “al borde de la recesión” , Occidente no quiere arriesgarse a una quiebra. Spectator prevé una suavización de las sanciones cuando los protagonistas se pongan de acuerdo en un plan de rescate: puesto que “apenas hay el dinero y desde luego no la voluntad política para ayudar a Ucrania” en Europa y Estados Unidos, una solución para Ucrania requiere
tanto dinero chino como ruso. Esto no sucederá hasta que Occidente rebaje las sanciones o se comprometa claramente a hacerlo, y permita a Moscú que haga lo propio. Porque la realidad es que Occidente, o al menos Europa, desea acabar con las sanciones incluso más que Moscú.