"Las esperanzas polacas para obtener electricidad de origen nuclear de aquí a 2018 se van a evaporar", si Lituania abandona su proyecto de construcción del reactor Ignalina II, informa Dziennik. Esta hipótesis ha sido evocada la semana pasada por la presidenta lituana Dalia Grybauskaite, que señaló que la construcción de un nuevo reactor en Ignalina-proyecto conjunto entre Lituania, Polonia, Letonia y Estonia- ya no es prioritaria para Vilnius. Según expertos citados por el diario de Varsovia, el abandono del proyecto significaría que Polonia se enfrentará a cortes en su suministro de electricidad cuando la economía se recupere.
Remigiusz Chlewicki, de Ernst & young, subraya particularmente que "las importaciones de electricidad desde Lituania garantizarían parcialmente la seguridad energética de Polonia". Si la construcción del reactor es abandonada, Polonia deberá llevar a cabo más inversiones en las fuentes de energía convencionales y podría ver aumentar su factura energética en 60.000 millones de zlotys (18.500 millones de euros) durante los próximos veinte años. La participación en el proyecto Ignalina II habría permitido a los polacos perfeccionar sobre el terreno sus conocimientos en la materia, pues se trataría de la construcción de la primera central atómica nacional.