Frente a la crisis financiera, los bancos franceses se mostraban muy orgullosos de adoptar desde febrero un código de buena conducta recuperada por la Unión Europea y el G20: bonificaciones no garantizadas, con posibilidad de recuperarlas en caso de pérdidas ("clawback"), teniendo en cuenta el rendimiento final de los puestos, etc. Pero la austeridad no ha durado mucho tiempo. "Bancos: al lograr beneficios de nuevo, vuelve el debate sobre las bonificaciones", así titula Les Echos tras la revelación de Libération de que BNP Paribas tiene planificado invertir cerca de mil millones de euros en bonificaciones para sus 17.000 asalariados. El banco francés se defiende alegando que estas remuneraciones son necesarias para evitar la fuga de sus brokers a otros centros financieros. Por ello, las conversaciones sobre las bonificaciones deberían haber tenido lugar en el ámbito internacional. Y por lo tanto, correspondería a los gobernantes la tarea de fijar las nuevas reglas del juego, destaca Les Echos. "La cuestión se encuentra en el orden del día de la próxima cumbre del G20 en Pittsburg [a finales de septiembre]. De ello depende el futuro financiero".
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