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COP29: ¿líder climático o régimen fósil?

La gente ha puesto en tela de juicio la elección de Azerbaiyán como sede de la próxima cumbre COP29 sobre el clima de las Naciones Unidas, pues se trata de un país acusado de violaciones de los derechos humanos y cuyos ingresos proceden principalmente de la extracción de gas natural. Es demasiado tarde para cambiar la ubicación, pero es necesario llamar la atención sobre esta cuestión.

Publicado en 20 noviembre 2024

Puede que el nombre de Gubad Ibadoghlu no les suene a algunos lectores, pero él es el motivo por el que el Gobierno azerí está haciendo una demostración de fuerza contra los activistas del clima.

Ibadoghlu, profesor visitante de la London School of Economics, fue golpeado con fuerza por la policía y detenido en 2023, tras criticar las políticas sobre el petróleo y el gas del país. Durante su detención, se le negó tratamiento médico vital. Posteriormente, fue puesto en libertad con arresto domiciliario y ahora se enfrenta a una pena de hasta 17 años de prisión.

Markéta Gregorová, diputada checa de Los Verdes en el Parlamento Europeo, nominó a Ibadoghlu para el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, concedido por primera vez en 1988 nada menos que a Nelson Mandela. “Es fundamental que reconozcamos y apoyemos la lucha de la oposición azerbaiyana antes de la conferencia COP29 de Bakú”, expuso a sus colegas legisladores, que acabaron votando a favor de una resolución para poner fin a la dependencia del gas de Azerbaiyán por parte de la UE.

Los eurodiputados han sido solo la última voz institucional entre las muchas que condenan la prolongada represión interna y extraterritorial del régimen contra activistas, periodistas, líderes de la oposición y otras personas, incluidos ciudadanos de la UE. Una represión que se ha intensificado en gran medida ante la cumbre del clima de la ONU, celebrada del 11 al 22 de noviembre.

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Además, Azerbaiyán tiene más en su historial: una ofensiva militar a gran escala contra la región armenia de Nagorno-Karabaj en 2023. Aun así, la presidencia ha intentado enmarcar la cumbre climática de la ONU como una “COP de paz”.

Un documento del instituto político Chatham House también cuestiona las perspectivas de Azerbaiyán para negociar un resultado significativo de la cumbre. “La economía del país, dependiente de los combustibles fósiles, además de su inexperiencia en la acción medioambiental, apuntan a que tendrá dificultades para ofrecer un liderazgo creíble” y “una cultura política autoritaria resistente al escrutinio crítico es también contraria a los principios de transparencia e inclusión que sustentan el sistema de la ONU”, escribían los investigadores Ruth Townend, Laurence Broers, Arzu Geybulla, Glada Lahn, la Dra. Jody La Porte, James Nixey y Ľubica Polláková.

Por mucho que la celebración de cumbres de la ONU sobre el clima en todo el mundo sea crucial para implicar plenamente a países en desarrollo en el proceso de negociación, la prensa europea está poniendo en el punto de mira el vínculo entre derechos humanos y clima.

En una columna para Le Monde, Bernard Kouchner, exministro francés de Asuntos Exteriores, comenta sobre los últimos acontecimientos y expone que “la lucha contra el cambio climático no puede desvincularse del respeto de los derechos humanos”. La comunidad internacional “debe hacer frente a sus propias contradicciones”, afirma Kouchner. “Mientras Francia está más sumida que nunca en la incertidumbre política, no debemos perder de vista los grandes plazos internacionales en un momento en que la ecología debe ser la prioridad de nuestros Gobiernos”.

“¿Cómo se puede justificar la celebración de un acontecimiento tan crucial en un país que se aparta del derecho internacional, que depende masivamente de los hidrocarburos y desprecia los derechos humanos reteniendo sin motivo válido a veintitrés rehenes armenios que agonizan en sus cárceles? No ha pasado ni un año desde la limpieza étnica de los 120 000 armenios de Nagorno-Karabaj y a Azerbaiyán ya se le ha concedido el derecho a acoger un acontecimiento tan prestigioso como la COP29. Esta elección plantea interrogantes tanto desde una perspectiva humanitaria como ecológica. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) parece actuar como si los acontecimientos de los últimos meses no hubieran ocurrido, dando a Azerbaiyán carta blanca para seguir violando el derecho internacional”.

El pasado mes de junio, Thomas Latschan analizó la preocupante situación del país en DW.

“Azerbaiyán es también uno de los países más corruptos del mundo”, exponía. “El soborno también se ha utilizado deliberadamente fuera del país: en el Consejo de Europa [...] se supo que Bakú invitaba hasta a 40 miembros del Consejo de Europa cada año y los colmaba de regalos caros”.

Latschan también señalaba que el hecho de que “la Unión Europea aún no lo haya criticado con más dureza se debe también, según los observadores, a que Azerbaiyán se percibe cada vez más como un importante proveedor de petróleo y gas. Desde el inicio de la guerra de agresión rusa en Ucrania, la UE ha intentado ser más independiente del petróleo y el gas rusos. Por ello, en 2022, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, firmó una carta de intenciones con Ilham Aliyev, según la cual Bruselas pretende duplicar sus importaciones de gas de Azerbaiyán en los próximos años”.

Emmanuel Clévenot y Justine Guitton-Boussion también denunciaban en Reporterre “la dictadura que acoge la COP29 y reprime a los ecologistas”. Entrevistaron a Myrto Tilianaki, un responsable de apoyo y defensa de la ONG Human Rights Watch, que explicaba lo siguiente: “Financiar una asociación independiente del Estado resulta casi imposible. Y si las autoridades se dan cuenta de que, a pesar de todo, un activista ha recibido dinero del extranjero... entonces se le acusa de contrabando”. Se trata de una estrategia bien establecida y destinada a disuadir a cualquiera de atreverse a crear un contrapoder.

Aquí no acaba todo: tal y como afirmaba Damian Carrington, redactor de medio ambiente de The Guardian, una investigación realizada por Global Witness descubrió que “decenas de cuentas de redes sociales aparentemente falsas están promoviendo que Azerbaiyán acoja la cumbre del clima de Cop29”. “La mayoría de cuentas se crearon después de julio”, destaca, “momento en que siete de las diez publicaciones con más participación que utilizaban los hashtags #COP29 y #COP29Azerbaijan criticaban la función de Azerbaiyán en el conflicto con Armenia, utilizando hashtags como #stopgreenwashgenocide (detened el genocidio del greenwash). En septiembre, la situación había cambiado: las 10 publicaciones con más participación procedían de la cuenta oficial de la Cop29 en Azerbaiyán”.

Entonces, ¿qué se puede hacer de forma realista? La “EU puede salvar a uno de los presos políticos de Azerbaiyán”, según Zhala Bayramova, abogada de derechos humanos e hija de Ibadoghlu, que instó a los legisladores a que concedieran a su padre el premio Sakharov, con lo que podría salir de facto del país. En EUobserver expuso todas sus preocupaciones: “Si un profesor de la London School of Economics puede ser secuestrado en plena calle y a plena luz del día, ¿quién está a salvo?”.

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