"¿Qué hacer frente a esta situación que solamente deja dieciocho meses a los ciudadanos extranjeros para decidir la suerte de sus activos (o ingresos) depositados en Luxemburgo y en trámite de ser divulgados públicamente?", se pregunta el diario.
Mientras que la UE parece decidida a poner fin al secreto bancario, el Gran Ducado ha aceptado el intercambio de informaciones bancarias con los otros países a partir de 2015.
"El sector bancario luxemburgués ha reorientado su estrategia y afirma centrarse de ahora en adelante en una clientela extranjera adinerada que disponga de activos fiscalmente transparentes", indica el diario.
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