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“Pequeño temblor en Blackpool, gran revés para la política energética británica”, titula The Independent, después de que se suspendieran las perforaciones acometidas durante el primer proyecto de Reino Unido de gas natural de esquisto en Lancashire, al noroeste de Inglaterra, al producirse un segundo terremoto en la zona. Tras el terremoto de magnitud 2,3 registrado en abril, el pasado 27 de mayo se dejó sentir otro de 1,5 cerca de la turística ciudad costera de Blackpool “mientras la empresa energética Cuadrilla Resources inyectaba fluidos a alta presión en el subsuelo con la intención de volar la roca gasífera”. El proceso de perforación, conocido como “fracturación”, no exento de polémica, ha sido prohibido en Francia, así como en los estados de Nueva York y Pensilvania (Estados Unidos), donde las reservas de este gas suponen el 45% del suministro nacional. En Estados Unidos “existen grabaciones [en las que vecinos] que viven cerca de las explotaciones de fracturación prenden fuego al agua corriente contaminada con gas metano”, señala el diario londinense, añadiendo también que, para los expertos, “perforaciones de este tipo pueden desencadenar pequeños terremotos”. Según Cuadrilla Resources, la explotación de Lancashire podría suministrar hasta el 10% del gas británico.
