“La crisis del euro se aleja y esto supone un cierto bochorno para los anglosajones”, importantes retos económicos, como un crecimiento muy bajo, un desempleo crónico y una amplia deuda pública, “en este caso, los informes que pronosticaban el fin de la moneda única se ha comprobado que eran muy exagerados”. Analizando en qué se equivocaron los pesimistas, añade que:
El error obvio fue infravalorar la voluntad política de los líderes europeos para que el espectáculo continuase... Tras la austeridad, los rescates y los nuevos mecanismos de financiación se vislumbra una gran determinación. En un momento complicado del año pasado, oí a un funcionario alemán decir que qué suerte que Gran Bretaña se hubiese quedado fuera de la zona euro. Si se hubiese unido, habría salido corriendo a la primera de cambio.
Stephens identifica también el segundo motivo por el que los agoreros erraron: porque no supieron apreciar que el modelo del euro se adaptaría para sobrevivir.
Según auguraban los pesimistas, la eurozona se enfrentaba a una disyuntiva. Podía convertirse en una unión económica y política, en los estados unidos de Europa, o estaba condenada al fracaso. Como obviamente Alemania, Francia y el resto de Estados no iban a abandonar sus identidades nacionales, se podía aventurar que la divisa del euro no tenía futuro. Nadie puede asegurar que pervivirá eternamente... Pero al menos sabemos que los políticos no se darán por vencidos sin batirse con ahínco en esa batalla.
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